Tal día como hoy 16 de septiembre de 1973, en el actual Estadio Víctor Jara, en Santiago de Chile, agentes de la dictadura de Pinochet torturan y asesinan al cantautor Víctor Jara.
Víctor Lidio Jara Martínez, fue un músico, cantautor y director de teatro chileno, militante del Partido Comunista de Chile, siendo un referente internacional de la canción protesta, y uno de los artistas más emblemáticos de la “Nueva Canción Chilena”.
Nació en el seno de una familia de campesinos, caracterizada por un arraigado folclore y por causa de las necesidades familiares, Víctor se vio obligado desde niño a ayudar a la familia en los trabajos del campo. Influenciado por su madre, tomó también contacto a temprana edad con la música, además de asistir al colegio.
Por consejo de un sacerdote, ingresó en el seminario de la Congregación del Santísimo Redentor, y dos años después de su ingreso, lo abandonó al comprobar su falta de vocación y realizó el servicio militar, tras al cual en 1957, ingresó en el conjunto folclórico "Cuncumén" y conoció a la cantautora Violeta Parra, que lo animó a continuar su carrera musical.
Al asumir Salvador Allende la presidencia de Chile, Jara fue nombrado embajador cultural, y trabajó como compositor en la Televisión Nacional de Chile de 1972 a 1973.
El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, encabezado por Augusto Pinochet contra Allende, lo sorprendió en la Universidad Técnica del Estado, donde fue detenido junto a otros profesores y alumnos y llevado al Estadio Chile, convertido en centro de internamiento, donde permaneció durante cuatro días.
Alli lo torturaron salvajemente durante horas, con quemaduras de cigarrillo, le rompieron los dedos, le cortaron la lengua y lo sometieron a simulacros de fusilamiento y, finalmente, el 16 de septiembre lo acribillaron junto al director de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, con mas de 44 impactos de bala.
En 1990, la “Comisión de Verdad y Reconciliación” determinó que fue acribillado en el Estadio Chile y que fue arrojado a unos matorrales en los alrededores del Cementerio Metropolitano y luego fue llevado al depósito de cadáveres, donde más tarde sería identificado por su esposa.
Sus restos fueron enterrados en el Cementerio General y la viuda, años después, mencionaría que el diario chileno “La Segunda”, al día siguiente del entierro, publicó un párrafo que daba a entender que Jara había muerto sin violencia y que su sepelio había sido de carácter privado.
Como homenaje a su memoria, 30 años después del golpe militar, en septiembre de 2003, se puso su nombre al hasta entonces denominado Estadio Chile.
A finales de 2012 un juez especial de la Corte de Apelaciones de Santiago, dictó enjuiciamiento contra los militares que en esa fecha estaban a cargo de los prisioneros confinados en el Estadio Chile y el 4 de julio de 2018, la justicia chilena condenó a ocho de estos a penas de 15 años y un día, en calidad de autores del asesinato y a penas menores el resto de los encausados.
Una vez finalizados los estudios forenses, en noviembre de 2009, se realizó un acto de homenaje, permaneciendo tres días los restos mortales del artista en la sede de la Fundación Víctor Jara y, posteriormente, recibieron sepultura en el Cementerio General de Santiago, en un sepelio multitudinario.
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