lunes, 10 de septiembre de 2018

La odisea de los restos de Cristóbal Colón

Tal día como hoy 10 de septiembre de 1877, en la Catedral de Santo Domingo en la República Dominicana, se hallan los restos de Cristóbal Colón.

Cristóbal Colón falleció en Valladolid el 20 de mayo de 1506, posiblemente por complicaciones de una artritis y tras su muerte, su cuerpo se trató con un proceso llamado “descarnación” mediante el cual se quitaba la carne de los huesos para la mejor conservación del cadáver.

Se le enterró en el Convento de San Francisco en Valladolid y posteriormente, sus restos fueron trasladados al Monasterio de la Cartuja de Sevilla y en 1523, su hijo Diego Colón, dispuso en testamento que tanto sus restos como los de su padre fueran enterrados en la catedral de Santo Domingo.

Los trámites para cumplir la voluntad de Diego, estuvieron a cargo de su viuda, María Álvarez de Toledo y Rojas, quien obtuvo del rey Carlos I de España, la autorización para que alli fueran trasladados y enterrados ambos y luego se amplió el derecho a favor de su hijo Luis Colón.

Existen discrepancias sobre cuando se efectuó el traslado, pero lo que resulta indubitable es que en 1548, cuando María redactó su testamento, los restos de ambos ya estaban en Santo Domingo, pues ella pidió que su cuerpo no fuera enterrado junto a su marido Diego, sino al lado del altar mayor.

Tras la conquista de Santo Domingo en 1795 por los franceses, los restos de Cristóbal se trasladaron a La Habana y, tras la guerra de independencia cubana en 1898, fueron trasladados a Cádiz y desde allí a la catedral de Sevilla, donde reposan en un suntuoso catafalco.

Posteriormente, se produjo una controversia sobre el destino de tales restos, tras aparecer, en la Catedral de Santo Domingo, una caja de plomo con fragmentos óseos y una inscripción donde se leía: “Varón ilustre y distinguido Cristóbal Colón”, los cuales en 1992, fueron trasladados a un monumento construido por la República Dominicana para homenajearlos, ya que se suponen también de Colón.

Al parecer, en el momento de exhumar en 1795 los restos de la catedral de Santo Domingo, no estuvo claro cuál era exactamente la tumba de Colón, debido al mal estado de las tumbas, con lo que resulta - al menos probable -  que sólo se recogieran parte de los huesos y para averiguar cuáles eran los verdaderos se propuso tomar el ADN de ambos esqueletos: el de Sevilla y el de Santo Domingo, pero en enero de 2005 las autoridades dominicanas pospusieron la apertura de la tumba.

El 1 de agosto de 2006 el equipo de investigación que estudió los restos óseos atribuidos al almirante en la catedral de Sevilla, confirmó que “sí son los de Cristóbal Colón”, afirmación basada en el estudio del ADN.

Todavía se espera que las autoridades Dominicanas permitan el estudio de los atribuidos al Almirante, para completar la historia en torno a esta cuestión, aunque esto ya no es determinante para identificar los restos del descubridor, ya que se estima que pueda haberlos en otros lugares, pues los que hay en Sevilla no llegan al 15% del total del esqueleto, por lo que podría ser que los que están en Santo Domingo también correspondan a Colón.

Un misterio más que sumar, a los muchos que jalonan la vida de este singular personaje.


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