Tal día como hoy 17 de septiembre de 1410, se lucha ferozmente en las calles de la ciudad de Antequera tras el asalto a sus murallas el día anterior, por las tropas del infante Fernando - luego Fernando I de Aragón - llamado desde entonces “el de Antequera”.
El infante era regente de Castilla, en nombre de su sobrino Juan II de 6 años y, en abril de 1410 reunido con sus nobles y capitanes, decidieron atacar Antequera.
Durante la marcha, se suscitó una controversia sobre la conveniencia de pasar el rio Yeguas, muy caudaloso en aquellos días, que el Infante al parecer cortó diciendo :”Partimos, señores; crucemos el río y sálganos el sol por Antequera...”, cruzando el ejército sin novedad y quedando la célebre frase para la historia.
Al enterarse de la expedición, el rey Yusuf III de Granada movilizó un poderoso ejército que, el 6 de mayo el infante Fernando con su ejército derrotó, muriendo unos 15.000 musulmanes por tan solo 120 cristianos, y aunque tras el desastre, el emir intentó concertar la paz, el regente se negó decidido a conquistar la plaza.
A finales de mayo llegaron a Antequera las primeras "bastidas" de asedio - “castillos de madera, más altos que las murallas, que se movían con ruedas e infundían en los sitiados gran espanto, pues los peones y ballesteros de asalto, iban en ellas” - iniciándose el ataque, que fue rechazado por los defensores.
En septiembre, llegaron nuevas bastidas aún más altas, pero para acercarlas a la muralla, tuvo que cegarse un gran foso que lo impedía, donde los peones, sufrieron grandes bajas por los proyectiles de los sitiados. El Infante desmontó del caballo bajo una lluvia de flechas y tomando en sus manos una espuerta llena de tierra, la vació en el foso diciendo:“Habed vergüenza y haced lo que yo hago”.
Al momento, todos los caballeros y hombres de armas hicieron lo mismo y el foso fue cegado muy pronto, por lo que la noche del 16 de septiembre varios soldados cristianos se descolgaron desde una bastida hasta la torre más expuesta y la tomaron y comenzó entonces una feroz lucha cuerpo a cuerpo en la villa que obligó a los defensores a retirarse a la alcazaba, donde pidieron negociar la entrega de la fortaleza a cambio de sus vidas, familias y bienes.
Refugiados en el castillo, su Alcaide pidió capitulación y parlamento, que fueron aceptados y el día 24 de septiembre de 1.410, hizo Fernando su entrada solemne en la plaza, incorporándola a la Corona de Castilla, en nombre de su sobrino el Rey Don Juan II.
Dos años más tarde, el Infante Fernando, sería elegido en el “Compromiso de Caspe” rey de Aragón, donde reinaría como Fernando I, si bien la Historia le recordará siempre con el sobrenombre de la plaza que conquistase con tanto valor : Fernando “El de Antequera”.
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