miércoles, 12 de septiembre de 2018

La presunta maldición del Diamante Hope

Tal día como hoy 12 de septiembre de 1792, en Inglaterra, seis hombres entran en la casa destinada al depósito de las joyas y roban “el Diamante Hope” junto con otras joyas de la corona británica.

El Diamante Hope, también conocido como "Piedra maldita" - y cuyo precio actual es de 9,8 millones de dolares - es un diamante de color azul marino, lo cual es debido a tener boro en su composición. Con el paso del tiempo, se ha vuelto legendario por la supuesta maldición que persigue a sus poseedores, la cual es atribuida al hurto del que fue objeto la joya, en un templo en honor a la diosa hindú Sītā. 

En 1958, fue donado al Museo Nacional de Historia Natural norteamericano por el joyero estadounidense Harry Winston y, a partir de entonces, forma parte de la colección nacional de gemas del museo.

En 2005, el museo publicó los resultados de una investigación donde señalaba que, el diamante había formado parte de las joyas de la Corona de Francia hasta que fue robado en 1792, cuando el "Tesoro Nacional"  fue tomado por alborotadores que robaron importantes joyas de su colección.

El primer poseedor, Jean-Baptiste Tavernier, mostró el diamante original - de 115 quilates - al rey Luis XIV de Francia y tras venderla, Tavernier cayó en quiebra y huyó a Rusia, en donde sería hallado muerto de frío, y su cadáver había sido devorado por alimañas.

En el año 1691, madame de Montespan, amante de Luis XIV quiso que este le obsequiara el diamante y poco después, cayó en desgracia y murió olvidada. En 1715, con motivo de la visita del embajador de Persia, el rey le mostró el diamante, para que viera que no podía hacerle ningún mal, pero Luis XIV murió ese mismo año, de manera inesperada y con su muerte, muchas personas comenzaron a creer que el diamante causaba desgracias a su poseedor.

En 1774, María Antonieta, esposa de Luis XVI, decidió lucir el diamante y prestarlo a la princesa de Lamballe, pero debido a que María Antonieta y Luis XVI murieron en la guillotina y la princesa fue brutalmente asesinada a manos de los revolucionarios, se ha atribuido también al diamante el asesinato de estos.

Durante la Revolución francesa, unos ladrones robaron la joya y sólo uno de ellos lo conservó hasta 1820, cuando la vendió al holandés Wilhelm Fals para cortarla en dos. La primera fue adquirida por el duque de Brunswick, que al poco fue a la quiebra y la segunda la conservó el holandés, cuyo hijo le robó la joya y la vendió al francés Beaulieu. Fals murió al poco tiempo y su hijo, se suicidó poco después.

El rumor de las desgracias por la supuesta maldición, concluyó en que Beaulieu vendiera el diamante a David Eliason, quien también la vendió al rey Jorge IV de Inglaterra, cuya muerte se atribuye también al uso del diamante, que había sido incrustado en su corona.

El siguiente poseedor fue el príncipe Iván Kanitowski, que lo obsequió  a una vedette, a quien días después asesinaron y los siguientes propietarios, el griego Simón Montarides, Abdul Hamid II y la familia MacLean,. también tuvieron muertes trágicas, la mayoría de ellas atribuidas al diamante.

A partir de entonces, se ha vuelto legendario por la presunta maldición que alcanza a sus  poseedores, y desde 1958, es una de las joyas más visitadas en el Museo Nacional de Historia Natural de Norteamérica.

Verdad o no, cualquiera se atreve ahora a lucir el diamante...

1 comentario:

  1. Muy interesante José Maria, sabia que le llamaban la piedra maldita, traía la desgracia , pero por cuantas manos pasó y todos, la sufrieron.Gracias por culturizarnos un poco.

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