Tal día como hoy 29 de septiembre del 48 a. C., el rey Ptolomeo XIII de Egipto manda asesinar a “Pompeyo el Grande”.
Cneo Pompeyo Magno conocido como “Pompeyo el Grande” fue un político y general romano que alcanzó por sí mismo el rango de nobleza romana, a través de su éxito como líder en diversas campañas bélicas.
Formó parte del Primer Triunvirato, junto con Marco Craso y Julio Cesar y tras la muerte del primero, luchó contra el segundo por el liderazgo del estado romano en una guerra civil.
Pompeyo combatió por “los optimates”, facción aristocrática del Senado Romano, hasta que fue definitivamente derrotado por César en la batalla de Farsalia.
Buen conocedor de la calidad de las tropas de César, era partidario de una estrategia de desgaste, pero los senadores le presionaron para enfrentarse en una batalla campal en agosto del 48 a. C. en Farsalia y aunque la ventaja numérica era favorable a Pompeyo, los errores pompeyanos llevaron a la victoria de César.
Para salvar su vida, tuvo que huir a Egipto con la intención de pedir ayuda al faraón Ptolomeo y al llegar a Egipto, Pompeyo envió un mensajero al joven Ptolomeo, que se hallaba en Pelusio guerreando contra su hermana y esposa, Cleopatra VII.
El eunuco Potino, verdadero gobernante en la sombra, reunió a los consejeros reales y éstos decidieron que había que dar muerte a Pompeyo y al desembarcar fue apuñalado hasta la muerte por sus propios compañeros.
Los egipcios le cortaron la cabeza y se la llevaron con su sello al rey Ptolomeo, que lo entregó a César, quien lloró al recibirlo y castigó a sus asesinos y conspiradores.
A diferencia de César, Pompeyo carecía de instinto político y no supo sacar provecho del sistema político romano y al final, su respeto por el orden establecido resultó ser su talón de Aquiles, tal como expuso su contemporáneo Veleyo Patérculo: "Excelente por su honradez, egregio en su integridad, de moderada aptitud para la elocuencia, muy ambicioso de la autoridad que le conferían las magistraturas, pero no por la fuerza. Jamás, o casi nunca, hizo uso de su poder para imponerse".
Ante su asesinato, César no reaccionó como Ptolomeo esperaba y restableció de nuevo como reina a Cleopatra, ofreciendo a él la isla de Chipre, que se negó a aceptar alzándose en armas, pero César le derrotó en Alejandría y en su huida se ahogó en el rio Nilo.
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