En el marco de la Guerra de Malvinas, el submarino nuclear británico HMS Conqueror recibió la orden de hundir al crucero, pese a que se encontraba fuera del área de exclusión establecida por el propio Gobierno británico alrededor de las islas.
El Belgrano a las 16,00 horas, fue sacudido por una violenta explosión que mató prácticamente en el acto a 274 hombres. Este fue el primero de dos torpedos que lanzaría el Conqueror desde unos 5 kilómetros de distancia y momentos después ocurrió la segunda explosión, que esta vez se produjo en la parte delantera del barco, desprendiendo 12 metros de proa y causando su inclinación.
El Belgrano estaba inmóvil y sin energía, ya que ni la de emergencia funcionaba y tres minutos después del primer torpedo, llegó la orden de evacuación del buque. Los puestos de combate a lo largo del barco, estaban gravemente dañados y en la sala de máquinas afectada por el primer torpedo no había sobrevivientes, mientras el comedor, otra área muy afectada, estaba con heridos, muertos y mucho humo que impedía la visibilidad.
Después de de las explosiones, la enfermería comenzó a atender a las víctimas, bañadas en petróleo, quemadas o asfixiadas con el humo, mientras el personal de sanidad revisaba los camarotes, en busca de algún herido y se aplicaba morfina en la cubierta, a los heridos más graves.
A los ocho minutos del primer torpedo, la inclinación del crucero aumentaba un grado por minuto y poco después, se estabilizó y se creyó que estaría más tiempo a flote, pero no fue así y por eso, varios tripulantes que descendieron a las cubiertas para tratar de rescatar a sus compañeros, murieron en el intento.
A las 16.50, la inclinación era muy pronunciada y a las 17 horas , el Atlántico terminó de engullir al crucero y a 323 argentinos, mientras se dispuso inmediatamente el operativo de rescate, formado por 4 aviones y 4 buques.
La operación de rescate se extendió hasta el día 9 de mayo, comprobando la imposibilidad de que quedaran más supervivientes o cadáveres en la zona. Los buques recogieron 793 tripulantes, entre los que había 23 fallecidos.
En menos de una hora el crucero argentino, que había sobrevivido a Pearl Harbour, quedó totalmente hundido en el agua congelada y todavía hoy es considerado por muchos como un crimen de guerra.
En el 2003, la Armada Argentina y National Geographic, que quería hacer un documental sobre el navío, intentaron hallar el esqueleto oxidado del viejo crucero hundido, pero tras varios intentos, desistieron de su misión.
El buque, era un viejo crucero norteamericano de la Segunda Guerra Mundial, que ni siquiera podía detectar submarinos, por lo que la “heroicidad británica”, consistió en un ejercicio de tiro al blanco.
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