Tal día como hoy el 31 de mayo de 1957 el Comité de Actividades de la Cámara de Representantes condena al dramaturgo Arthur Miller por desacato al Congreso al negarse a revelar los nombres de presuntos escritores comunistas con los que había asistido a varias reuniones en Nueva York.
Entre sus muchas obras de teatro bien conocidas se encuentra “Muerte de un viajante”, también es recordado por estar casado con Marilyn Monroe
En su autobiografía publicada en 1987 a los 72 años, Miller se define como "una especie de Don Quijote judío crecido en Harlem, en medio de puertorriqueños y negros, que trabajó en los muelles de Brooklyn y se casó con un sex-symbol, Marilyn Monroe."
Este autorretrato evidencia la relevancia que concede el conocido escritor, elegido mejor dramaturgo del siglo XX, por el Royal National Theatre, a la tortuosa relación mantenida cinco años con la estrella.
“Cada hombre vale lo que puede vender” decía años antes uno de los personajes de la que se considera su obra maestra, “Muerte de un viajante”, acreedora del premio Pulitzer. Sin lugar a dudas, su unión con la actriz le catapultó a la fama convirtiéndole en una auténtica figura mediática.
Corría el año 1956, Miller contaba cuarenta años y se hallaba en la cúspide de su carrera, tras publicar en 1953, “Las brujas de Salem”drama para denunciar la investigación del Congreso de Estados Unidos, sobre las actividades subversivas dirigidas por McCarthy tras comparecer él mismo ante el Comité de Actividades Antiamericanas, que le condenaría por desacato y Miller, hombre de principios, se resiste a renunciar a sus ideales.
Hijo de una familia de emigrantes vieneses arruinados en la Gran depresión, con 14 años, se vio obligado a costear sus estudios de periodismo trabajando y en ese contexto, se fraguaría la ideología del que se convertiría en el desmitificador del sueño americano.
Más allá de Marilyn, de quien se separa en 1961, la vida continúa para Miller y un año después contrae matrimonio con la que será su tercera esposa, con la que tendrá su tercer vástago.
El dramaturgo pone el broche final a su vida sentimental, con su enlace matrimonial pocos meses antes de su muerte, acaecida el 11 de febrero del 2005, con la que había sido su compañera desde 2002 y la muerte sorprende a Arthur a los 89 años en su granja de Roxbury, que había adquirido junto a Marilyn.
Su epitafio podría recoger la declaración que realizó en una entrevista publicada con motivo de su concesión del Premio Príncipe de Asturias: “Yo no soy más que un escritor, un escritor americano”
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