La conjuración de 1618 fue una confusa intriga diplomática, entre la Monarquía Hispánica de Felipe III y la Serenísima República de Venecia, que condujo a una violenta revuelta contra los extranjeros el l9 de mayo al descubrirse.
Las fuentes italianas la denominan “conjuración o conjura de Bedmar”, nombre del embajador español en Venecia..
Según fuentes venecianas, el origen sería un complot de las autoridades españolas en Italia: el virrey de Nápoles - Duque de Osuna - asistido por su secretario Francisco de Quevedo, el gobernador de Milán - Marqués de Villafranca-, y el embajador español ante la República -Marqués de Bedmar- , que habrían manipulado a un grupo de mercenarios franceses, algunos de ellos de religión protestante, para provocar una situación que permitiera la intervención militar de la flota española del Adriático, siendo los franceses asesinados en los tumultos o ejecutados judicialmente.
El hecho fue objeto de un gran tratamiento propagandístico y literario, incluyéndose entre los temas de la llamada “leyenda negra española”.
Las fuentes españolas culpan de la responsabilidad a las autoridades venecianas, que querrían de este modo comprometerlas. De hecho, tras el escándalo, que incluyó un intento de asalto popular a la embajada española y la novelesca huida de Quevedo disfrazado de mendigo - que se libró de la muerte gracias a su dominio del veneciano-, se produjo la destitución de estos cargos, que los venecianos consideraban hostiles.
Las futuras relaciones entre Venecia y España fueron más cordiales, manteniéndose un equilibrio que garantizaba la independencia de Venecia, en que la política pacifista mantenida durante el reinado de Felipe III, que pasó a convertirse en más agresiva con el Duque de Uceda tras la caída del Duque de Lerma, en el mismo año de 1618.
El posterior reinado de Felipe IV intensificó la implicación de España en la guerra de los Treinta Años, entrer 1618 y 1648, en que la posición estratégica de Venecia respecto al llamado “Camino Español o Ruta de los Tercios" tomó importancia..
No obstante, Venecia, antigua potencia mediterránea, había entrado en una imparable decadencia,por el desplazamiento definitivo del eje económico hacia el Atlántico, por lo cual no volvió a haber grandes campañas navales como las que asociaron a España, Venecia y los Estados Pontificios en la Santa Liga, durante la batalla de Lepanto de 1571.
Esta conjuración, no debe confundirse con el Drama histórico en cinco actos y en prosa, del escritor Martínez de la Rosa de 1834, “La conjuración de Venecia”, basada en un hecho histórico medieval, que tuvo lugar en 1310.
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