Tal día como hoy 19 de septiembre de 1957, en Pavía -Italia-, encuentran el cadáver de Mussolini, que estuvo varios años en paradero desconocido.
Benito Mussolini fue primer ministro de Italia desde 1922, las multitudes le vitoreaban y los principales escritores del mundo acudían para entrevistarle, pero su estrella empezó a declinar cuando se unió al führer alemán.
En 1936, Mussolini incorporó su país al Pacto Anti-Komintern y en 1938 aprobó las leyes raciales, inspiradas en la del III Reich, y firmó con Alemania el Pacto de Acero. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, mantuvo la neutralidad hasta que Francia fue derrotada: entonces acudió en busca de botín y declaró la guerra a las democracias.
Sin embargo, esa decisión fue desastrosa para él y para Italia y sólo la intervención alemana, impidió graves derrotas en Grecia y Libia. En mayo de 1943 los alemanes se rindieron en Túnez, y en julio los Aliados, desembarcaron en Sicilia, mientras Mussolini fue destituido por el rey y encarcelado.
Hitler ordenó su búsqueda y rescate y el 12 de septiembre, se realizó la “Operación Roble”, por unidades de las SS dirigidas por Otto Skorzeny, que aterrizaron en el Gran Sasso, estación de esquí de alta montaña, y Hitler puso a Mussolini al frente de la República Social Italiana, bajo control alemán.
En abril de 1945, Mussolini, acompañado de unas docenas de leales, su amante Clara Petacci y una compañía de soldados alemanes, trató de escapar a Suiza, pero grupos de partisanos comunistas cortaron el paso a la columna, y aunque los alemanes disfrazaron a Mussolini, fue reconocido y detenido y al día 28 de abril, él y la Petacci fueron asesinados.
Un tribunal, compuesto sólo por partisanos, dictó la condena a muerte, sin que hubieran comparecido para defenderse y después llevaron los cadáveres de Mussolini, Petacci y trece jerarcas fascistas a Milán y una muchedumbre se reunió en torno a estos y los vejó; numerosos milaneses lo patearon, lo mutilaron y le dispararon, muchos de los que que le habían aclamado cuando, en 1936, visitó la ciudad.
Para aumentar el escarnio, Mussolini, Petacci y cinco asesinados más, fueron colgados por los pies del armazón de una gasolinera y así los encontraron los militares de Estados Unidos al entrar en Milán días después.
El Comité de Liberación Nacional, hizo enterrar el cuerpo de Mussolini en el cementerio Mayor de Milán, en una tumba que carecía de nombre y estaba identificada sólo por un número. El 23 de abril de 1946 un grupo de fascistas robó el cadáver, lo cual no fue sino el inicio de un deambular macabro, pues no sabían qué destino darle y el 7 de mayo uno de los ladrones, entregó el cuerpo, en el convento milanés de Sant Angelo.
La Iglesia y las autoridades del país decidieron esconder el cadáver en el convento de Cerro Maggiore, oculto bajo un altar y luego, a causa del mal olor, en un armario. Allí permaneció hasta 1957, cuando el Gobierno consideró que había llegado el momento de devolver los restos a la viuda.
Desde entonces descansan en el cementerio de San Casiano, el pueblo en que nació Mussolini, donde las autoridades municipales han convertido el recuerdo del Duce en una atracción turística para el pequeño pueblo, de poco más de 6.000 habitantes.
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