martes, 3 de septiembre de 2019

El macabro periplo del cadáver de Eva Perón

Tal día como hoy 3 de septiembre de 1971, en su exilio en Madrid, el presidente Juan Domingo Perón, recibe el cadáver de su esposa, Evita, secuestrado durante 16 años y mutilado por los militares que lo destituyeron en el golpe de estado de 1955.

Durante la dictadura militar, que derrocó al presidente Juan Perón, en la noche del 22 de noviembre de 1955, por órdenes directas del dictador Pedro Eugenio Aramburu, un comando de marinos, entró por la fuerza en el edificio de la CGT, derribó el busto de Evita y forzaron la puerta de la capilla donde estaba su cadáver momificado.

Una vez allí, quemaron las banderas dispuestas sobre este y orinaron sobre el mismo, antes de llevárselo y durante tres días, el cuerpo recorrió diferentes puntos de la ciudad, a fin de no levantar sospechas, dentro de un camión y desde ese momento se estableció un itinerario macabro y perverso.

Se puso el cadáver dentro de una camioneta y se mantuvo allí durante varios meses, estacionándola en distintas calles de Buenos Aires y en depósitos militares. Una noche incluso, los militares llegaron a matar a una mujer embarazada confundiéndola con un comando peronista que pretendía recuperar el cadáver. El coronel Moori Koenig, encargado de la operación, era el jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército e instaló en su oficina el féretro, con el cadáver de pie.

Semanas después, Moori Koenig fue destituido y se le encomendó al coronel Héctor Cabanillas sepultarlo clandestinamente. La llamada “Operación Traslado” fue diseñada por el entonces teniente coronel  -y luego dictador -Alejandro Lanusse, con la ayuda de un sacerdote, en  quien recayó la responsabilidad de obtener la complicidad de la Iglesia a través de la orden de los paulinos, y del propio Papa Pío XII.

Durante 15 años, nadie supo dónde estaba y el 23 de abril de 1957 el cadáver fue trasladado en secreto en barco a Génova, en un ataúd con el nombre de María Maggi de Magistris y enterrado bajo ese nombre, en el Cementerio Mayor de Milán.

En septiembre de 1971, por orden del dictador Lanusse, se inició la  “Operativo Retorno” y el cuerpo de Evita fue entonces desenterrado de la tumba en Milán y devuelto a Perón en Madrid.  Al cadáver le faltaba un dedo que le fue cortado intencionalmente y presentaba un  aplastamiento de la nariz, pero el resto, estaba en buenas condiciones.

El 17 de noviembre de 1974 la presidenta María Estela Martínez de Perón, trajo el cuerpo de Eva al país, y  el gobierno comenzó a proyectar el “Altar de la Patria”, un gran mausoleo que albergaría los restos de Juan Perón, y todos los próceres de la Argentina, como símbolo de unión del país.

En 1976 la dictadura militar que tomó el poder el 24 de marzo, entregó el cuerpo a la familia Duarte, que dispuso que fuera enterrada en el Cementerio de la Recoleta de Buenos Aires, donde se encuentra desde entonces.

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