Tal día como hoy 21 de septiembre de 1561, tiene lugar el incendio de la ciudad de Valladolid, que dejó gran parte de esta ciudad en ruinas.
El incendio de Valladolid de septiembre de 1561, en España, fue un suceso de la historia de esta ciudad, que se saldó con la destrucción de una décima parte de la ciudad y su reconstrucción se realizó entre 1562 y 1576.
En junio de 1561, el rey Felipe II decidió instalar de forma definitiva la capital de su imperio en Madrid, lo cual provocó un fuerte impacto en ciudades como Valladolid o Toledo, que en el caso de Valladolid, propició el desmantelamiento de todo el entramado administrativo y comercial que atraía la presencia de la corte en la ciudad.
El incendio comenzó el domingo 21 de septiembre, en el entorno de la casa del platero de la ciudad, Juan de Granada. El fuerte viento del este, que varió después a suroeste, expandió el fuego en todas las direcciones dificultando su extinción y facilitó la rápida propagación en varias direcciones, produciendo el arrasamiento por las calles Conde Ansúrez, Francisco Zarandona y Cebadería donde fue detenido, derribando algunas casas que actuaron como cortafuegos.
Las fuentes no terminan de concretar la duración del incendio y apuntan, que en todo su vigor se prolongó por espacio de unas treinta y seis horas, llegando los focos aislados y los rescoldos hasta el día 23 de septiembre y se saldó con entre 3 y 6 muertos y con la destrucción de al menos 440 casas, entre ellas la plaza del Mercado y todas las del barrio de artesanos.
La reconstrucción del entorno de la plaza Mayor de Valladolid, constituye un hecho excepcional en el siglo XVI, ya que el diseño de arquitecto Francisco de Salamanca, supuso la puesta en práctica de concepciones del urbanismo moderno por primera vez en España, y las plazas mayores de Madrid y Salamanca, que datan de 1617 y 1729 respectivamente presentan un claro influjo de la Plaza Mayor vallisoletana.
La catástrofe fue paliada en parte por la orden de Felipe II de proceder a la reconstrucción de la ciudad , ya que el suceso había dejado grandes explanadas sin construir en el centro, lo cual permitió que Valladolid se convirtiese en uno de los lugares de desarrollo de los nuevos estilos, que venían apareciendo en España: el herreriano y, posteriormente, el barroco.
La versión oficial hablaba como causa de este incendio la existencia de una hoguera mal apagada por unos muchachos en un corral. El Corregidor, según informó a Felipe II, no confiaba en el carácter fortuito del mismo y más bien pensaba, en los efectos de la pólvora para su expansión.
Como sospechosos, y sin presunción de inocencia, interrogaron a varios franceses para que confesasen. El presidente de la Chancillería ratificaba esta hipótesis, mientras que los canónigos de la Colegiata, rumoreaban acerca de un supuesto grupo de luteranos, que se habían vengado de los Autos de Fe de 1559.
Ninguna de estas hipótesis fue investigada a fondo.
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