Tal día como hoy 30 de septiembre de 1938, el primer ministro británico Neville Chamberlain y el líder francés Edouard Daladier, firman el Pacto de Munich con el canciller alemán y líder nazi Adolf Hitler, por el que ceden los Sudetes a los alemanes, pensando que este pacto traerá la "paz a nuestro tiempo".
Al día siguiente Alemania, en un gesto arrogante, se anexionará los Sudetes y seis meses más tarde casi toda Checoslovaquia se encontrará bajo el despótico dominio alemán y, en septiembre de 1939, Hitler invadirá Polonia lo que hará que Gran Bretaña y Francia le declaren la guerra, iniciándose así la Segunda Guerra Mundial.
El 30 de septiembre de 1938, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, aterrizaba en el aeropuerto de Heston, en Londres, después de haber rubricado el Pacto de Munich, y se dirigía a los periodistas y personas allí reunidas. Unas horas más tarde, en el número 10 de Downing Street, residencia del primer ministro volvió a hablar del pacto alcanzado entre británicos y alemanes.
El pacto, confirmaba la cesión de parte de Checoslovaquia a Alemania, sin la participación en dicho acuerdo de aquellos cuyo territorio estaban en juego, sino solo de Alemania, Italia, Francia y Gran Bretaña.
Aquel documento daba por concluida la crisis conocida como de los Sudetes, que había comenzado meses atrás y que llegó a su fin con la movilización de la Wehrmacht y la anexión a Alemania de los territorios checoslovacos.
El primer ministro británico estaba convencido de que aquel episodio significaba el comienzo de una paz duradera. Era la culminación de la Política de Apaciguamiento que había comenzado años atrás y de la que era ferviente admirador. Chamberlain se negó siempre a enfrentarse al régimen nazi creyendo que así calmaría a la bestia y que pequeños bocados evitarían sangrientos banquetes futuros.
La perspectiva del tiempo nos permite comprobar lo equivocado que estaba el primer ministro británico en sus creencias, a pesar de su propia buena voluntad. Todo lo escrito en aquel Pacto de Munich saltaría por los aires menos de un año después, cuando el 1 de septiembre de 1939 el ejército de Hitler comenzara la invasión de Polonia.
En mayo de 1940 Chamberlain se vio obligado a dejar su cargo, que sería ocupado por Winston Churchill, quien tenía una forma de pensar y actuar sensiblemente diferente.
Chamberlain murió el 9 de noviembre de 1940, cuando los aviones alemanes y británicos libraban en los cielos sobre su país la batalla de Inglaterra y cuando parecía que el ejército nazi no encontraría barreras a su paso después de tomar Polonia y gran parte de Europa occidental, y después de obligar a la Fuerza Expedicionaria Británica, a ser evacuada de urgencia en Dunkerque.
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