Tal día como hoy 22 de octubre de 1797 en París, con miles de personas observándole, André-Jacques Garnerin, un inspector del ejército francés que defiende el uso de globos con fines militares, hace una ascensión en su globo de hidrógeno, que él mismo ha construido, para dar su primera exhibición de paracaidismo al saltar desde una altura de unos 350 metros.
André Jacques Garnerin, fue un piloto de globos y paracaidista francés, que nació en París. Fue hecho prisionero por tropas británicas durante la primera fase de las guerras Napoleónicas, entregado a los austríacos y mantenido en cautividad en Buda -Hungría- durante tres años.
El 22 de octubre de 1797, logró el primero de muchos saltos de exhibición en paracaídas, desde su globo de hidrógeno a 350 m de altitud. Su primer salto lo realizó sobre París, con miles de personas observándolo en el parque de Monceau.
El paracaídas de Garnerin estaba hecho de seda y tenía un poste de sostén que hacía que se viera como un enorme paraguas reforzado. Estando situado en una cesta en el extremo del poste, Garnerin lanzaba su paracaídas que se agitaba balanceándose de un lado a otro, porque el paracaídas no tenía orificios de ventilación, y el aire debía escapar por un lado y después por el otro.
André Jacques Garnerin, está considerado como el primer paracaidista de la historia, habiendo realizado numerosos saltos y entre ellos uno de 8000 pies de altura – unos 2430 metros - sobre Londres con un paracaídas con campana de unos 7 metros de diámetro.
Su esposa, Genevieve Labrosee, fue la primera mujer en saltar en paracaídas, en el año 1798 y su sobrina Elisa saltó 40 veces entre 1815 y 1836. En 1804, el astrónomo Jerôme Lalande, testigo de los experimentos de Garnerin, ideó la válvula o abertura superior, con lo que consiguió reducir las oscilaciones.
André Jacques Garnerin. falleció el 18 de agosto de 1823, a causa de un acidente por el golpe de una viga en la cabeza, mientras hacía los preparativos para un vuelo en globo dirigible.
El paracaidas evolucionó rápidamente para fines fundamentalmente bélicos y durante la Segunda Guerra Mundial, los ejércitos generalizaron su uso, equipando tropas especializadas que eran lanzados en zonas situadas detrás de las líneas del enemigo desde aviones de transporte.
A menudo, la altura de vuelo era relativamente baja y los paracaídas estaban diseñados para abrirse automáticamente al salir de la aeronave mediante cintas, que unen la estructura del mismo con el sistema de apertura del paracaídas.
En la mayoría de los conflictos bélicos posteriores, los paracaídas se han utilizado para dejar caer equipamiento pesado como tanques, camiones y cañones. En la década de 1970, el paracaidismo deportivo se hizo muy popular gracias a un sistema de liberación rápida del paracaídas, diseñado por el ingeniero Bill Booth, que permitía a cualquiera, sin demasiada preparación, poder usarlo.
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