Tal día como hoy 16 de octubre de 1793, es guillotinada en Paris, durante la Revolución Francesa, la reina María Antonieta.
María Antonieta llegó a Francia muy joven, antes de cumplir los 15 años. Se casó con Luis XVI como un arreglo para resolver la tensión entre su país de origen -Austria - y la nación que en poco tiempo gobernaría.
A los 37 años fue acusada de conspirar contra su país y de promover intrigas, tras llevar una vida de lujos desmedidos, derrochando recursos en fiestas y confort, que supuestamente habían arruinado las finanzas del reino.
Se comenta que el propio Thomas Jefferson afirmó que, si la reina consorte nunca hubiera llegado al palacio, tal vez nunca se habría producido la Revolución Francesa.
A pesar de que su Pequeño Trianon - su segundo palacio en Versalles - estaba lleno de ostentosos muebles y de que adquiría 300 vestidos al año como mínimo, la conducta despilfarradora y fastuosa de María Antonieta, no superaba a la del resto de la familia real.
María Antonieta fue uno de los personajes más importantes de la Historia de Francia y de Europa. El 14 de octubre de 1793, la reina destronada, calificada de "azote y sanguijuela de los franceses", abandonó su celda y compareció, pálida y fatigada, ante el Tribunal Revolucionario, en La Conciergerie, en París, considerada la antesala de la muerte.
La archiduquesa de Austria fue acusada de conspirar contra Francia y de promover intrigas de toda especie, de satisfacer sus caprichos desmesurados arruinando las finanzas del país e incluso de haber mantenido una relación incestuosa con su hijo Luis Carlos, delfín de Francia.
Aficionada al teatro y a los grandes bailes, a los juegos de naipes y a la moda, María Antonieta fue odiada por un pueblo acosado por el hambre, siendo abucheada e insultada durante su ejecución
La mañana del 16 de octubre de 1793 todo París se halla en las calles, en los balcones y en los tejados. María Antonieta, abucheada, se dirige al cadalso con las manos atadas a la espalda, condenada a morir en la guillotina, a los 37 años de edad, y casi nueve meses después de la ejecución de su marido, el rey Luis XVI.
Cuando cae la cabeza de la reina y el verdugo la muestra a la muchedumbre que abarrota la plaza de la Revolución - la actual plaza de la Concordia, donde nace la avenida de los Campos Elíseos - este grita con furia: ¡Viva la República!
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