miércoles, 23 de octubre de 2019

La muerte de Marco Junio Bruto en la batalla de Filipos

Tal día como hoy 23 de octubre del año 42 a.C, en Macedonia  -actual Grecia - y en el marco de la guerra civil romana republicana, se libra la segunda batalla de Filipos, en la que los ejércitos de Marco Antonio y Octaviano se enfrentan y derrotan definitivamente a las fuerzas de los asesinos de Julio César: Marco Junio Bruto y Cayo Casio Longino, que murió tras la primera batalla.

Ahora, derrotado y a punto de ser capturado, Bruto se suicida arrojándose sobre su propia espada.

El 23 de octubre el año 42 aC, en una llanura al oeste de la antigua ciudad macedonia de Filipos, tuvo lugar la Segunda Batalla de Filipos, que fue la batalla decisiva en la Guerra del Segundo Triunvirato, y resultó en la derrota de Bruto y Casio, y el triunfo de Marco Antonio y Octavio.

Las raíces del conflicto radican en el dramático asesinato de Julio César en el 40 A.C. Bruto y Casio, conocidos como los Libertadores, fueron dos de los principales conspiradores contra César.

Tras el asesinato, huyeron de Roma y se dirigieron hacia el este. Bruto no tenía la experiencia de Casio, y estaba dispuesto a esperar refuerzos antes de participar en una segunda batalla.

A instancias de sus generales, que temían la deserción en las filas si la batalla se retrasaba, atacaron a las fuerzas combinadas de Marco Antonio y Octavio el 23 de octubre. Después de un violento combate se hizo evidente que Bruto perdería, y se retiró con sus legiones restantes.

Pero fueron perseguidos brutalmente y viendo su cercano final prefirió terminar con su vida, al ver que todo estaba perdido, Bruto cayó sobre su propia espada. así como lo hizo Casio en la primera batalla.

Los sobrevivientes unos 14.000 soldados tuvieron que rendirse; mientras otros lograron huir por barco a Thasos. Con la muerte de Bruto terminó la batalla. Ahora bien, las bajas entre las dos batallas no fueron muy elevadas, las estadísticas indican que  serían de unos 40.000 hombres entre los dos bandos.

Como muestra de respeto, cuando Marco Antonio recuperó el cuerpo de Bruto insistió en que se cubriera con un velo púrpura. Se habían convertido en enemigos jurados del campo de batalla, pero a la vez, antes de oponerse unos a otros por el asesinato de César, habían sido amigos y aliados.

El asesinato de César, seguido por los acontecimientos en Filipos, y los suicidios heroicos de los Libertadores, representan uno de los episodios más dramáticos de la historia romana.

Esto no pasó desapercibido para William Shakespeare, que utilizó estos acontecimientos, como base para su obra Julio César.

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