Tal día como hoy, 27 de octubre de 1795, Estados Unidos y España firman el "Tratado Pinckney", o tratado de "San Lorenzo de El Escorial" por el que España cede a los Estados Unidos los fuertes y puertos en la orilla oriental del Mississippi, y les otorga el derecho de navegar libremente por el mencionado río y almacenar mercancías en el puerto de Nueva Orleans, sin tener que pagar derechos aduaneros. Además, el Reino de España reconoce la frontera sur de los Estados Unidos de América.
Aquel acuerdo que la Historia recordaría como «Tratado de San Lorenzo» en España y «Tratado de Pinckney» en los Estados Unidos, acababa por vía diplomática con un largo contencioso iniciado con la independencia de los Estados Unidos, y cuya radicalización se había evitado gracias a la habilidad y el exquisito tacto de los diplomáticos y agentes políticos de la época.
El tratado representó, en definitiva, el triunfo de una pequeña potencia recién nacida a la libertad, sobre una de las más formidables potencias imperiales del mundo, por medio del uso inteligente de armas tales como la paciencia y la persuasión –términos acuñados en su día por Thomas Jefferson–.
Los Estados Unidos, debieron en gran parte el éxito de su independencia, a la ayuda de Francia y España, que necesitaban resarcirse de las afrentas que Inglaterra les había infligido durante la Guerra de los Siete años y a ello habría de contribuir, la vecindad de los territorios españoles con los límites de las “Trece Colonias”.
Las circunstancias internacionales contribuyeron a que España cediese ante las demandas de los Estados Unidos, debido a los graves incidentes provocados por las autoridades inglesas del Canadá sobre territorios norteamericanos y la actitud hostil de la Armada británica hacia los barcos norteamericanos, hechos que hicieron creer a España, que era el momento más oportuno para estrechar la amistad con los Estados Unidos, tratándoles favorablemente.
Y así, finalmente, con las negociaciones ultimadas en San Lorenzo del Escorial, Estados Unidos alcanzó su objetivo; llegar al Mississippi, navegar por sus aguas y poder contar con un depósito de mercancías en Nueva Orleáns.
Unas décadas después, Henry Adams escribiría: “El Tratado de 1795, uno de los más ventajosos que jamás hayan firmado los Estados Unidos, no recibió de la opinión norteamericana el alto crédito que merecía. A España no se le otorgó el menor reconocimiento por las concesiones que otorgaba”.
Hoy, transcurridos más de doscientos años y una historia compleja en las relaciones hispano-norteamericanas, España y los Estados Unidos de América, se proyectan en estrecha amistad hacia un futuro de objetivos comunes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario