sábado, 2 de noviembre de 2024

La Sagrada Familia, la sinfonía inacabada de Antoni Gaudí

Tal día como hoy, 3 de noviembre de 1883. en España, el arquitecto modernista Antonio Gaudí, recibe el encargo de continuar con la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia.

El proyecto de la Sagrada Familia, surgió de Josep María Bocadella quien, tras hacer un viaje por Europa, consideró que la Ciudad Condal necesitaba un templo expiatorio, sufragado con las donaciones y limosnas de los propios fieles.

Por cosas del destino, en 1883 el encargo llegó a manos de Antoni Gaudí, un joven y reconocido arquitecto, que superó con creces las expectativas en el diseño y se embarcó en lo que parecía, una empresa imposible o, por lo menos, hercúlea.

Antoni Gaudí nació en Reus en 1852. Provenía de una familia de caldereros y estudió Arquitectura en Barcelona, convirtiéndose en poco tiempo en uno de los profesionales más demandados, de su época debido a su particular visión, del movimiento modernista.. Entre sus obras más conocidas destacan, la Pedrera, la Casa Batlló, el Parque Güell o el Capricho de Comillas.

Gaudí, aceptó encargarse de las obras del templo expiatorio de la Sagrada Familia el 3 de noviembre de 1883, tomando el relevo del arquitecto Francisco de Paula del Villar y modificando totalmente, el diseño original. 

El gestor de la basílica, Josep María Bocadella, y el propio Gaudí, estaban entusiasmados con el proyecto y plantearon una obra mucho más colosal, de lo que se había pensado en un principio, (el presupuesto solicitado por el arquitecto era de casi cuatro millones de pesetas).

La idea de Gaudí se abrió paso y se pactó, que acabaría las obras en diez años, entre 1886 y 1896.Las cosas, por supuesto, no fueron como se esperaba. Los fondos del proyecto, provenían en gran parte de donaciones y por lo tanto, solían quedarse por debajo de lo esperado y provocaban retrasos, en las obras. Bocadella murió en 1892 y cuando el plazo establecido estaba llegando a su fin, la Sagrada Familia estaba muy lejos de terminarse.

El cambio de siglo, no sentó bien a Antoni Gaudí. Sufrió una sucesión de pérdidas y fallecimientos (su sobrina, algunos  amigos y colaboradores y su principal mecenas) que le afectaron profundamente y lo llevaron a refugiarse en su trabajo. Comenzó a vestir mal, a comer poco y a descuidar su aspecto.

El 10 de junio de 1926, Antoni Gaudí fue atropellado por un tranvía de Barcelona y su aspecto era tan descuidado, que lo confundieron con un mendigo. Fue trasladado al Hospital de la Santa Creu, pero no se pudo hacer nada por él y falleció ese mismo día.

El proyecto de la Sagrada Familia, se complicó considerablemente, tras la muerte de Gaudí pero no se detuvo. Se tomó la decisión de que fuera Domènec Sugranyes, discípulo de Gaudí, quien asumiera el encargo respetando el proyecto, de su maestro todo lo posible.

Por suerte, además de planos, el arquitecto había dejado una gran cantidad de documentos y maquetas de yeso, que ayudaron a respetar su idea.

En 1936, tras el estallido de la Guerra Civil, parte de esos documentos se perdieron, cuando se incendió la cripta y el viejo taller, donde los guardaban, pero se salvaron los suficientes como para seguir trabajando.

Desde ese momento, la Sagrada Familia ha prolongado su construcción más de un siglo. La idea de Gaudí y sus diseños, se han respetado todo lo posible, pero el paso del tiempo y el contexto económico y social de cada momento, han ido alterando esa oda a la religiosidad y la naturaleza, que el catalán había soñado.

Gaudí quería que la Sagrada Familia, fuese un lugar de unión entre Dios y el hombre y, por ello, decidió diseñar un interior sin líneas rectas, amplio, luminoso y plagado de simbolismos, en el que se ve una clara influencia, de las formas que encontramos en la naturaleza salvaje, donde él debió ver la obra de Dios. El interior de la Sagrada Familia se erige, como un fascinante bosque de piedra.

En la actualidad, y sin saber qué pensaría Gaudí al verla, es innegable que la Sagrada Familia, guarda como un tesoro la esencia de Barcelona y que es uno de los monumentos más impresionantes, no solo de España, sino del mundo, y así lo demuestran los millones de visitantes, que acuden a su cobijo cada año.

La Sagrada Familia es un cuadro, que se quedó a medio pintar, una sinfonía que alguien no llegó a componer. Una obra maestra inacabada, pero una gran obra maestra.

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