Tal día como hoy, 9 de noviembre de 1025, Después de que el califa de Córdoba Muhámmad III huyera de la ciudad disfrazado de mujer, Yahya al-Muhtal toma el control y se proclama califa, por segunda vez.
Yahya I al-Muhtal, fue el noveno califa del Califato de Córdoba y último perteneciente a la dinastía Hammudí, y fundador y primer rey de la taifa de Málaga.
Hijo del califa Alí ben Hamud al-Násir, se negó a reconocer como sucesor de su padre, a su tío Al-Cásim al-Mamún, por lo que en 1021 abandonó el gobierno de la ciudad de Ceuta, que había heredado de su difunto padre, cuando este accedió al califato. Tras desembarcar en Málaga, se dirigió al frente de un ejército bereber, hacía Córdoba.
Ante la inminente llegada de Yahya, Su tío Al-Cásim huyó de la capital del califato y se refugió en Sevilla, dando lugar al primer periodo de gobierno de su sobrino, Yahya al-Muhtal que adoptará el título de al-mu'tali bi-l·lah ,"El elevado por Alá".
Sin embargo, no pudo derrotar a su tío y ante la inseguridad de Córdoba, se replegó a Málaga. En febrero de 1023 Al-Cásim, recuperó brevemente el trono.
Sin embargo, las tensiones entre los bereberes y los cordobeses, llevaron a Al-Cásim a abandonar nuevamente la capital, hecho que sin embargo no sirvió para que Yahya al-Muhtal recuperara el trono, ya que los partidarios de los omeyas cordobeses, eligieron como nuevo califa a Abderramán V.
Yahya al-Muhtal, asentado en Málaga, apresó a su tío Al-Cásim que se había refugiado en Jerez, haciéndolo ejecutar, y esperó su oportunidad, para recuperar el trono cordobés.
Una nueva rebelión cordobesa, destronó a Abderramán V siendo sustituido por un familiar Muhámmad III, pero Yahya no renunció a recuperar Córdoba.
La ocasión se le presentó en 1025, cuando el entonces califa Muhámmad III, al recibir la noticia de que Yahya, preparaba un ejército para conquistar Córdoba, huyó de la ciudad, lo que facilitó que éste, entrara en la ciudad el 9 de noviembre de 1925, con lo que inició su segundo periodo como califa.
Sin embargo, la difícil situación cordobesa, limitó su estancia hasta marzo de 1026, cuando decidió regresar a Málaga, dejando la ciudad a cargo de su visir Abu Yáfar Áhmad ben Musa. Este hecho, junto a los desórdenes que se sucedieron en Córdoba, hicieron que la dinastía hammudí, fuera definitivamente expulsada, del poder califal.
En junio de 1027 los cordobeses eligieron, al que sería el último califa del califato, el omeya Hisham III.
Yahya, siguió gobernando Málaga y tras la caída del califato en el 1031, estableció la taifa de Málaga, al unir bajo su mandato las demarcaciones, de Málaga y Algeciras.
Acabó sus días en noviembre de 1035, en la fortaleza de Carmona mientras, repelía un ataque de los sevillanos.
Su cabeza fue conservada, hasta que se entregó a una nieta suya, para que fuera enterrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario