domingo, 16 de diciembre de 2018

Adolf Eichmann, historia de un genocida


Tal día como hoy 16 de diciembre de 1961, en Jerusalén  -Israel-, un tribunal condena al jerarca nazi Adolf Eichmann a morir ahorcado, tras un juicio en el que fue acusado de genocidio.

Adolf Eichmann fue  un funcionario nazi, que ingresó en el Partido Nacional Socialista alemán cuando Hitler subió al poder, incoporándose en 1932 a las SS como soldado raso, donde alcanzó el grado de coronel.

Cuando los alemanes se anexionaron Austria en 1938, se ocupó de la deportación de los judíos de ese país, de acuerdo con la política antisemita nazi y desde 1940 dirigió la oficina de Seguridad del Reich.

Antes de 1939, cuando el gobierno alemán contemplaba la posibilidad de expulsar a los judíos en lugar de exterminarlos, Eichmann fue uno de los principales interlocutores con el movimiento sionista, y estudió la posibilidad de facilitar la emigración judía a Palestina, así como la de crear un Estado judío en Europa del Este.

Eichmann, fue el encargado de organizar la logística de transportes del Holocausto y asumió el papel de liderazgo en la coordinación de la deportación de los judíos de toda Europa a la Polonia ocupada y la construcción de las cámaras de gas.

Hombre tenaz en el cumplimiento del deber, era una persona muy dada a cumplir lo que se le exigía, y los judíos eran para él "estadísticas", aunque según sus declaraciones al ser juzgado en Israel, no era un antisemita fanático, y de hecho tenía algún parentesco con judíos, como muchos alemanes.

Estaba considerado un experto en el tema judío y en 1941 recibió orden de Goering de que pusiera en práctica la llamada “Solución final” al problema judío, que suponía la identificación, transporte y asesinato de todos ellos, en los campos habilitados a tal fin en Europa.

Eichmann puso en marcha el plan de exterminio y organizó los pelotones de matanza, reclutados entre las filas de la policía de seguridad alemana y las SS y durante tres años, dirigió el genocidio con rapidez y eficacia y pese al avance de las tropas rusas, en 1944 Eichmann exterminó a 400.000 judíos en tan solo dos meses.

Tras la derrota de Alemania, fue capturado por las tropas estadounidenses, pero logró escapar en 1946 del campo de prisioneros y tras pasar varios años en diversos países, se estableció en Brasil y más tarde en Argentina, donde trabajó en una fábrica de automóviles como Ricardo Clemente.

En 1960 fue secuestrado en Argentina, por los servicios secretos de Israel y juzgado en este país, por crímenes contra el pueblo judío, defendiéndose arguyendo que se limitó a ser un simple ejecutor de órdenes y no una figura como Heydrich o Himmler, aunque no obstante, tuvo conflictos con estos debido al excesivo celo que puso en la "solución del problema judío", yendo más allá de las órdenes recibidas, y cuando al final de la guerra Himmler decidió acabar con los asesinatos, Eichmann continuó dando órdenes para que siguieran adelante.

Después de un largo proceso, en diciembre de 1961, fue condenado a muerte y ahorcado en Tel Aviv el 31 de mayo de 1962. El día de su ejecución, no se mostró arrepentido, sino pletórico haciendo gala de que moría feliz, por haber acabado con millones de enemigos del III Reich.

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