sábado, 29 de diciembre de 2018

"La Tirana", gran actriz sevillana del siglo XVIII

Tal día como hoy 29 de diciembre de 1803, se entierra la actriz sevillana María del Rosario Fernández, "La Tirana", inmortalizada por Goya en dos de sus cuadros, muerta el día anterior.

Fe una actriz española del siglo XVIII que se inició en Sevilla y se trasladó con dieciocho años a la corte para debutar en los Reales Sitios, hasta que estas representaciones fueron languideciendo y acabaron definitivamente a comienzos de 1777, por decreto del Conde de Floridablanca.

Se casó con el actor Francisco Castellanos, más conocido como "el Tirano", por interpretar papeles de carácter en las tragedias de la época, apodo con el que fue conocida su mujer en adelante.

Con él marchó a Barcelona, al objeto de iniciar temporada en un teatro en la Ciudad Condal, pero fue reclamada por la Junta de teatros de Madrid, ella como “sobresaliente de versos” - sustituir a la primera actriz en caso de necesidad -, y su marido de “supernumerario de barbas”, como se denominaban los actores de carácter ya ancianos.

La “tirana” viajó entonces a Madrid para solicitar licencia y poder seguir en Barcelona, pero le fue denegada, por lo que se vio forzada a regresar a la capital.

Al año siguiente -1782 - logró figurar como primera dama continuando así durante años, representando obras del teatro antiguo de los mejores autores; Molière, Tirso, Goldoni...

Su estilo declamatorio, fue criticado sutilmente por Fernández de Moratín que escribió: ".tiene.un estilo fantástico, expresivo, rápido y armonioso, con el cual obliga al auditorio a que muchas veces aplauda lo que no es posible entender".

Su reputación iba aumentando hasta ser considerada por unanimidad como la mejor actriz del teatro español, pero durante el verano de 1794, la actriz sufrió una grave dolencia, viajando a Sevilla para reponerse, donde estuvo hasta finales de septiembre.

El descanso no fue bastante para que su quebrantada salud se restableciese y poco después se vio obligada a pedir su jubilación y la que fue la mayor gloria del teatro del XVIII español, terminó sus días como “cobradora de lunetas”, - primeras filas de lo que hoy se conoce como patio de butaca – empezando este trabajo en 1797, cuando falleció la anterior actriz que lo ejercía.

Su estado de salud fue agravándose y falleció en su casa, el 28 de diciembre de 1803, a los cuarenta y ocho años de edad, siendo enterrada por expreso deseo suyo, en el convento de carmelitas descalzas, hoy iglesia de San José, en la calle de Alcalá de Madrid.

En 1794 Goya pintó un retrato de medio cuerpo de esta popular actriz y cinco años después otro en el que “La Tirana” posaba al aire libre, con su figura plenamente iluminada, vistiendo un escotado traje de gasa blanca y una estola de color rojizo con detalles dorados a juego con el vestido, hecho cuando estaba en su máximo esplendor en las "tablas" madrileñas.

Tantos papeles desfilaron por su corta vida, que puede decirse que fue más sus personajes que ella misma y su muerte, con 48 años el día de los inocentes de 1903, parece casi una burla del destino.

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