Luis de Carvajal fue un comerciante y poeta hispano-mexicano, considerado el primer escritor judío de América, destacado miembro de la comunidad de “marranos” - como se conocía a los cristianos nuevos de los que se sospechaba seguían practicando la religión judía - que consiguieron establecerse en América durante la colonización española.
En los primeros tiempos de la colonización de México, muchos judíos conversos llegaron allí desde España, pues en las colonias españolas existía un ambiente más relajado en lo concerniente a la Inquisición.
La inmigración ofreció a los judíos muchas posibilidades comerciales en esta colonia, pero eso supuso la llegada de un número tan grande de ellos durante el siglo XVI, que algunos funcionarios españoles se quejaron por escrito a España, de que la sociedad era de predominio judío, clausurándose muchas sinagogas clandestinas.
Para poner coto a esto, los administradores de la colonia instauraron la ley de la "Pureza de Sangre", que prohibía la emigración a México de los Nuevos Cristianos, y para emigrar tenían que demostrar ser “cristianos viejos”, por lo menos durante las tres últimas generaciones.
Al mismo tiempo se potenció la Inquisición, para asegurar la ortodoxia tanto de emigrantes como de la población indígena ya "convertida", siendo los primeros quemados en la hoguera tales indígenas que – en secreto - continuaban sus prácticas anteriores y judíos condenados por la recaída en su fe.
Uno de los más eminentes procesados por la Inquisición, fue Luis de Carvajal, el cual fue “reconciliado” - perdonada la vida pero encarcelado a prisión perpetua - en febrero de 1590, aunque en 1596 fue vuelto a procesar por “relapso” – reincidente en la herejía - y durante la tortura, según los registros judiciales, testificó contra su madre y hermanas, así como contra 121 personas más.
Posteriormente se retractó de esa confesión y para evitar ser nuevamente torturado se arrojó por una ventana lo que le ocasionó graves heridas, muriendo quemado en la hoguera, en diciembre de 1596.
La personalidad de Carvajal destacó - además de como poeta - como un gran latinista, erudito de las Escrituras, y fervoroso creyente místico de la religión judía, componiendo himnos y endechas para sus fiestas religiosas.
Vivir en la España del siglo XVI o en sus colonias, debía ser una delicia.
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