Tal día como hoy 27 de diciembre de 1991, se declara el fin de la URSS a partir de la ratificación del “Tratado de la Comunidad de Estados Independientes” (CEI).
En 1991, la disolución de la Unión Soviética era algo inevitable debido a su colapso político y económico y el 8 de diciembre, nació la idea de esta Comunidad de Estados abierta a todas las repúblicas de la antigua Unión Soviética, así como a todas aquellas que compartían los mismos objetivos.
El 21 de diciembre, los líderes de once de las quince ex repúblicas soviéticas se reunieron en Kazajistán firmando el tratado y así mientras la CEI quedaba ratificada, la Unión Soviética era oficialmente disuelta y cuando cuatro días después, Gorbachov renunció como Presidente, lo hizo en realidad de un país que ya no existía.
La CEI, surgida a imitación de la Unión Europea, tiene a su cargo la coordinación de comercio, finanzas, leyes y seguridad de sus estados miembros aunque en realidad todo ello es poco más que una organización simbólica carente de poder ejecutivo.
Durante los Juegos Olímpicos de 1992, por primera y única vez, la CEI participó con un equipo unificado, y también se envió a Miss Universo 1992 una única candidata que representó a toda la organización, pero desde 1993 cada estado miembro ha competido bajo su propia bandera nacional en todos los foros.
El futuro de la CEI depende de las relaciones entre Rusia y Ucrania -las más poderosas - pues una excesiva occidentalización de ésta última podría ponerla en peligro.
También cabe pensar que la propia Rusia puede acabar abandonando la CEI si su mantenimiento se demostrase muy costoso o conflictivo, y si tal cosa sucediese esta dejaría de existir casi con total seguridad.
Actualmente, entre el 2003 y 2005, líderes de tres países de la CEI fueron depuestos, en Georgia, Ucrania, y Kirguistán y sus nuevos gobiernos tomaron un giro claramente pro-occidental, tratando de alejarse de la influencia de Moscú y acercarse a la Unión Europea y a Estados Unidos.
De estos sólo Kirguistán, tras una revuelta popular, volvió a la esfera de influencia rusa, con la ayuda de su fuerza militar, con lo que pudo retornar a las anteriores condiciones, y retomar sus relaciones bilaterales.
En el caso ucraniano, su postura indecisa sobre si se adhiere a la UE o a la CEI le han llevado a no formalizar sus relaciones con ninguno de ellos y sobre todo, con las antiguas repúblicas soviéticas ligadas a Rusia.
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