Tal día como hoy 22 de diciembre de 1849, el escritor ruso Fiodor Dostoievsky es sometido a un falso fusilamiento.
Dostoievsky fue uno de los principales escritores de su época en la Rusia Zarista, siendo considerado como uno de los el mejores conocedores del alma humana de todos los tiempos.
En 1843, acabó sus estudios de Ingeniería Militar, pero dos años después dejó el ejército y empezó a escribir su novela “Pobres gentes” con notable éxito, aunque las siguientes tuvieron críticas muy negativas, lo que le sumió en una depresión.
En abril de 1849 fue arrestado y juzgado bajo el cargo de conspirar contra el zar Nicolás I, siendo condenado a muerte y conducido para fusilarlo frente al pelotón con los ojos vendados en el patio de la prisión, simulando hacerlo y haciendo que escuchase los disparos, pese a que su pena había sido conmutada por trabajos forzados en Siberia.
La historia demuestra que los horrores y privaciones del encarcelamiento pueden inspirar obras perdurables y los autores que han tenido la fuerza intelectual para soportarlo, han sido recompensados con perspectivas excepcionales sobre la psicología y el comportamiento humano.
Dostoievski también experimentó un cambio profundo debido a su experiencia carcelaria. Ya había publicado su primera novela, "Pobres gentes", cuando fue detenido en 1849 por su participación en un grupo de intelectuales de izquierda de San Petersburgo.
Como ya se ha dicho, después de varios meses en la cárcel, fue condenado a muerte, llevado con otros presos de su grupo y puesto frente al pelotón de fusilamiento, pero a última hora, el zar detuvo su ejecución, pese a lo cual, Dostoievski pasó cuatro años de trabajos forzados en un gulag de Siberia, donde su condición de persona educada enardecía a otros reclusos. "Se irritan y son demasiado toscos y amargados", le escribió a su hermano.
En 1880 publicó su obra maestra, “Los hermanos Karamazov”, que condensa los agudos análisis psicológicos, la relación del hombre con Dios, la angustia del hombre moderno y las contradicciones de la libertad humana.
Murió el 9 de febrero de 1881 en su casa en San Petersburgo, de una hemorragia pulmonar asociada a un ataque epiléptico y poco antes de morir, describiría a su hermano los sufrimientos que padeció aquellos años en Siberia:
“En verano, encierro intolerable; en invierno, frío insoportable. Todos los pisos estaban podridos. La suciedad de los pavimentos tenía una pulgada de grosor; uno podía resbalar y caer... Éramos apilados como anillos de un barril... Ni siquiera había lugar para dar la vuelta. Era imposible no comportarse como cerdos, desde el amanecer hasta el atardecer. Pulgas, piojos, y escarabajos por celemín”.
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