Tal día como hoy 19 de agosto de 1942, a pleno día, una fuerza aliada compuesta por 7.000 hombres lleva a cabo una incursión contra posiciones alemanas en el puerto francés de Dieppe. Apoyados por tanques y aviones ocupan una pequeña cabeza de playa, ante una férrea defensa alemana.
Los aliados destruyen muy pocos objetivos nazis durante la nueve horas que dura la lucha, y sufren 3.600 muertes, aunque la incursión, según argumentaron los organizadores, a pesar de su alto coste en vidas y nulos resultados, proporcionó información, a la hora de planear el desembarco aliado de Normandía.
Sin embargo, el historiador canadiense David O’Keefe halló el verdadero objetivo del ataque a Dieppe, y lo que motivó aquella incursión era el robo de material de cifrado y en particular, la captura de una máquina “Enigma” de cuatro rotores.
En la Segunda Guerra Mundial, para la supervivencia de Gran Bretaña, era crucial el dominio de los mares, ya que a través del mar, llegaban los convoyes para los británicos. Pero en el océano habitaban temibles tiburones: los U-Boote, submarinos alemanes, que estaban equipados con máquinas de cifrado Enigma, lo que les permitía codificar sus mensajes y ante la dificultad de los aliados para descifrar los códigos alemanes, estos submarinos se convirtieron en un auténtico peligro en aguas del Atlántico.
Los británicos consiguieron descifrar las claves de la máquina Enigma de tres rotores, pero los quebraderos de cabeza aún no habían terminado, ya que el 1 de febrero de 1942, los alemanes introdujeron la máquina Enigma de cuatro rotores, con la cual, las combinaciones de los mensajes se multiplicaron por lo que única solución era robar un ejemplar, de la nueva máquina Enigma.
La información de los británicos, advertía que la nueva máquina Enigma se hallaba en el Hotel Moderne, Cuartel General alemán en la ciudad portuaria de Dieppe y se decidió que este hotel, debía ser asaltado por un grupo de comandos de los Marines Reales, en la llamada “Operación Juvileo”.
Llegado el 19 de agosto de 1942, 7.000 hombres se hicieron a la mar, pero el resultado de la Operación Jubileo no pudo ser más desastroso, pues los aliados no cosecharon ninguna ganancia en tan aciaga jornada.
En la Playa Azul, el Regimiento Real de Canadá debía eliminar las defensas alemanas, sin embargo, sus hombres fueron masacrados en los guijarrales y ante este fracaso, cuando los comandos de los Marines Reales se aproximaban al puerto, recibieron un nutrido fuego.
A medida que las embarcaciones de los comandos se aproximaban a Dieppe, el fuego alemán aumentaba en intensidad y el teniente coronel Picton-Philips, jefe del Regimiento Real de Canadá,, se expuso al fuego mientras hacía señas con los brazos para ordenar la retirada, resultado muerto mientras lo hacia.
Sin lograr cumplir su propósito, la expedición regresó a Inglaterra sin la codiciada máquina Enigma y los aliados tuvieron que esperar varios meses hasta conseguir descifrar los códigos alemanes.
Los responsables militares de la Operación Jubileo, cumpliendo con lo dispuesto en la Ley de Secretos Oficiales, guardaron silencio respecto a los secretos que envolvía el ataque a Dieppe.
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