Tal día como hoy 26 de agosto de 1990, se produce un capítulo negro de la historia de España, conocido como la ”Matanza de Puerto Hurraco”, donde los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo asesinaron en las calles de este pueblo de Badajoz, a nueve de sus vecinos, la mayoría de ellos pertenecientes a una familia rival, de los Cabanillas.
La masacre de Puerto Hurraco fue un asesinato masivo acaecido el 26 de agosto de 1990 en la pedanía del mismo nombre perteneciente al municipio de Benquerencia de la Serena – Badajoz - de ciento treinta y cinco habitantes.
Los autores fueron los hermanos Emilio y Antonio Izquierdo, quienes asesinaron por las calles de su pueblo natal a nueve personas, varias de ellas pertenecientes a su rival, la "familia Cabanillas" - entre ellas dos niñas de trece y catorce años- , y causaron heridas graves a otras doce.
Las rencillas entre las familias Cabanillas y la familia Izquierdo se remontan a una disputa de lindes en 1967 y también hubo entonces una historia de amor, no correspondido, entre Amadeo Cabanillas y Luciana Izquierdo; ambos se enamoraron, pero finalmente este rechazó casarse, lo que afectó mucho a Luciana y poco días después del rechazo en enero de 1967, Amadeo fue asesinado por Jerónimo Izquierdo, quien ingresó en prisión y cumplió condena durante catorce años.
Al salir de la carcel, en 1986 regresó a Puerto Hurraco para vengar la muerte de su madre, Isabel Izquierdo, fallecida en un incendio en su vivienda el 18 de octubre de 1984, y de cuya autoría la familia Izquierdo culpaba a Antonio Cabanillas. Jerónimo intentó asesinar a Antonio con un cuchillo, hiriéndole de gravedad, aunque consiguió sobrevivir y por ello, ingresó en el psiquiátrico, muriendo nueve días después.
El domingo 26 de agosto de 1990, Emilio y Antonio Izquierdo, tras despedirse de sus hermanas Ángela y Luciana, asegurando que “Vamos a cazar tórtolas”, armados con escopetas repetidoras, se escondieron en un callejón de Puerto Hurraco para después salir y disparar numerosos cartuchos contra miembros de la familia Cabanillas; en especial buscaban a Antonio Cabanillas.
Posteriormente, el tiroteo derivaría contra cualquiera que cruzase por la calle, dejando nueve muertos, entre los cuales se encontraban dos niñas hermanas de la familia Cabanillas, de trece y catorce años, que jugaban en la plaza y a las que los Izquierdo dispararon sin miramientos. Un niño de seis años, Guillermo Ojeda Sánchez, fue alcanzado en el cráneo, quedándose en coma.
Tras su fuga, los Izquierdo incluso llegaron a disparar contra una unidad de la Guardia Civil que acudió desde Monterrubio de la Serena alertada por los vecinos y los dos agentes, resultaron gravemente heridos, antes de poder defenderse con sus armas reglamentarias.
Tras la matanza, los hermanos Izquierdo huyeron al monte y la Guardia Civil que los buscaban, los encontraron durmiendo nueve horas después del inicio de la tragedia, siendo detenidos sin resistencia. Emilio Izquierdo, tras su detención, no mostró signo de arrepentimiento: “Ahora que sufra el pueblo como yo he sufrido", mientras su hermano Antonio aseguró que tenían pensado continuar: “Si no nos hubieran detenido, habríamos vuelto a dispararles durante el entierro”.
Los hermanos creían haber matado a una veintena de personas, pero solo consiguieron asesinar en el acto a siete, más dos heridos que fallecieron al cabo de un par de semanas, en el Hospital Infanta Cristina de Badajoz.
Hoy hace 29 años de esta tragedia...
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