El 31 de agosto aparecerá el cuerpo de Mary Ann Nicholls, conocida como "Polly", prostituta y alcohólica también y el informe del forense indicará que las heridas infligidas a la víctima han sido hechas por persona experta, con cortes de absoluta precisión y limpieza.
El 7 de septiembre la policía descubrirá el cadáver de Annie Chapman, otra prostituta vieja y alcohólica que presentará el mismo tipo de mutilaciones que los cuerpos de Martha y Polly. El Destripador continuará cometiendo crímenes pero nunca será detenido ni se sabrá con certeza quien es el autor de los mismos
A pesar de los esfuerzos que realizó la policía y la infinidad de teorías que han circulado hasta la fecha - este año se cumplen 131 de los asesinatos - sin que se haya averiguado la identidad de Jack el Destripador. Si se analiza el número de identidades que se le han atribuido, su funesto reguero de víctimas palidece. Solo a finales del siglo XIX la policía de Reino Unido llegó a investigar cerca de 300 sospechosos.
Durante los meses en los que dio rienda suelta a su furia asesina e incluso años después, policía y prensa señalaron diferentes sospechosos y centraron su atención en los estudiantes de medicina y los carniceros, aunque también se manejó la hipótesis de que podía tratarse de una persona ilustrada.
En el 2014 el escritor Russell Edwards aseguró haber obtenido una prueba irrefutable de que que barbero polaco Severin Kosminski era Jack, ya que según detalló el autor británico, en 2007 había comprado el chal de una de las víctimas y de él pudo extraer una muestra de ADN, pero poco después algunos investigadores alertaron de que durante las pruebas se habían cometido graves errores.
Otra investigación aseguró haber desvelado la identidad de Jack gracias a un diario escrito entre 1888 y 1889, en el que James Maybrick, un mercader de algodón de Liverpool, confesaría haber acabado con la vida de cinco mujeres en Whitechapel y otra en Manchester y finalizaba identificándose como Jack el Destripador.
El libro está sin embargo rodeado de polémica ya que muchos cuestionan su autenticidad. Solo dos años después de editarse el propio Barret reconocería que era una falsificación, si bien terminaría retractándose de sus propias palabras.
En la lista hay incluso mujeres, como Elizabeth Williams y Mary Eleanor Pearcey e incluso se apuntó a la connivencia de uno de los agentes que investigaron los homicidios. Sin embargo 131 años después de los crímenes, no es mucho más lo que se sabe hoy que a finales del XIX.
No hay comentarios:
Publicar un comentario