Tal día como hoy 21 de agosto de 1854, la enfermera británica Florence Nightingale, apodada "el ángel de los heridos" y considerada la madre de la enfermería moderna, es enviada a prestar servicios en la guerra de Crimea -Ucrania- y una vez allí, ella y sus compañeras de trabajo reformarán a fondo el hospital, a pesar de la reacción adversa de doctores y oficiales, con lo que lograrán reducir la tasa de mortalidad desde el 40% al 2%.
Su actuación salvará muchas vidas y regresará triunfalmente a Inglaterra el 7 de agosto de 1857, y dedicará el resto de su vida a promover su profesión, con la fundación de una escuela de enfermeras que llevará su nombre.
En la rígida sociedad victoriana británica, en la que el papel de la mujer se limitaba a su vida social, la joven Florence tenía claro que quería ser enfermera y para ello se enfrentó a su familia y a los cánones de la época, y acabó convirtiéndose en la primera enfermera profesional, al mejorar el cuidado de los heridos en la guerra y popularizar la formación mujeres en este oficio.
Nacida en mayo de 1820, su nombre proviene de la ciudad italiana de Florencia, donde vivían sus padres, cuando ella nació. Al año siguiente, se trasladaron al condado de Derbyshire - Reino Unido´- y con diecisiete años, llegó su vocación por la enfermería, pero sus padres se opusieron pues afirmaban que las mujeres de su clase social no debían trabajar.
Tuvo que esperar hasta los treinta años para cumplir su sueño, y la oportunidad se la brindó un viaje a Egipto y Grecia. De regreso, Nightingale y el resto de viajeros pararon en la región alemana de Kaiserwerth, donde había un hospital y pese a la oposición de su familia, la joven volvió a Alemania para formarse en ese centro como enfermera, decisión que cambiaría su vida.
Tras formarse en diferentes hospitales europeos, consiguió su primer empleo en 1853 como directora de un sanatorio de señoras de alta sociedad en Londres y meses después, Sidney Herbert, Secretario de Estado de Guerra, en una decisión sin precedentes, le pidió que marchara a Crimea dirigiendo un equipo de enfermeras, para atender a los heridos del conflicto que acababa de estallar.
Lo que encontraron al llegar al hospital de Scutari - actual ciudad turca de Üsküda - fue dantesco. Los pacientes yacían en los pasillos, la lluvia se colaba por el techo, la comida era nefasta, apenas había agua potable, las instalaciones llenas de parásitos y la suciedad provocaba casos de diarrea.
Nightingale y su equipo trabajaron en la limpieza y la dieta de los enfermos y consiguió que ingenieros militares arreglaran las fugas de agua y mejorara su potabilización. Sus largos paseos nocturnos iluminados por un pequeño candil, para comprobar el estado de los heridos, le valieron el sobrenombre de “la dama de la lámpara”.
A su vuelta a Inglaterra, un grupo de seguidores había creado el “Fondo Nightingale” para construir una escuela de enfermeras, que se inauguró en 1860 y hoy sigue operativa.
Además de atender a los enfermos, Nightingale dominaba las tareas administrativas y cuando la reina Victoria, le pidió un informe sobre las malas condiciones de las instalaciones hospitalarias en Crimea, la enfermera incluyó, una representación gráfica que había ideado para reflejar las causas de la mortalidad de los soldados.
Escribió numerosos libros e informes sobre la enfermería como profesión y fue la primera mujer en recibir la Orden del Mérito en 1907. Falleció en Londres el 13 de agosto de 1910 y su féretro fue acompañado por una multitud de personas en agradecimiento a una vida dedicada a los enfermos.
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