domingo, 18 de agosto de 2019

El fallido golpe de Estado en la Unión Soviética

Tal día como hoy 18 de agosto de 1991, la URSS sufre un golpe de Estado cuando el presidente Mijail Gorbachov, es detenido por un grupo de líderes críticos con las reformas liberales que está llevando a cabo, a la vez que argumentan, que el presidente ha caído enfermo por lo que se halla incapacitado para gobernar.

Dado el vacío de poder que ellos han creado, intentan formar un gobierno provisional. Sin embargo el reformista Boris Yeltsin reúne a la oposición frente al edificio del Parlamento ruso, donde se encuentran las tropas golpistas y después de unas negociaciones muy tensas, el ejército se pondrá del lado de Yeltsin y el golpe quedará desbaratado con rapidez. Gorbachov reconocerá la nueva autoridad de Yeltsin y el Partido Comunista de la Unión Soviética será disuelto.

La intentona golpista contra Mijaíl Gorbachov, que mantuvo en vilo al mundo desde la madrugada del 19 de agosto de 1991, concluyó pocos días después, el 21 de agosto, con la detención de los conspiradores. Dos días más tarde, Gorbachov admitió que no hizo “todo lo posible para evitar el golpe”.

Rusia, la república que recuperaba su dignidad histórica y celebraba el fin del comunismo, no estaba dispuesta a dejar que le arrebaten el capital político de la victoria sobre el golpe de Estado que mantuvo en vilo al mundo. Este fue el mensaje principal que trasmitió Borís Yeltsin, el triunfante líder ruso, a una multitud jubilosa, liberada por fin del fantasma de violencia y guerra civil que la atenazo y el desarrollo democrático de la sociedad.

"Hemos vencido", dijo Yeltsin, a una multitud que coreaba su nombre; "El golpe ha sido derrotado. Sus dirigentes están arrestados. Esto no debe suceder nunca más en nuestro país". Yeltsin saboreaba las delicias de la victoria ante unas 200.000 personas en una plaza que quedó bautizada ya como “plaza de Rusia Libre”.

Por su parte, Mijaíl Gorbachov demostró su deseo de seguir siendo fiel a sí mismo y al Partido Comunista donde había permanecido durante toda su vida, y al mismo tiempo avanzar, con él, por la senda de la democratización.

Gorbachov se reunió con los dirigentes de las nueve repúblicas soviéticas  y entre ellos estará Borís Yeltsin, el hombre a cuyo valor el presidente de la URSS debe en gran parte su liberación. El líder soviético expresó su agradecimiento a Yeltsin y a los dirigentes rusos, que dirigieron la resistencia contra el golpe y que, finalmente, consiguieron cambiar el signo de los acontecimientos.

Yeltsin acusó al aparato del Partido Comunista del golpe y anunció que se acelerará el desmantelamiento de esta organización en las instituciones estatales y firmó un decreto aboliendo las células comunistas en las Fuerzas Armadas
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Mientras, los golpistas se enfrentaban a su destino. Borís Pugo, ministro del Interior, se suicidó cuando los agentes que iban a detenerle llamaban a su casa. El presidente del Sóviet Supremo, Anatoli Lukiánov, fue suspendido de su cargo por considerársele sospechoso de cooperar con los involucionistas.

Yeltsin había acusado a Lukiánov, que fue íntimo colaborador de Gorbachov y que no formó parte de la junta golpista, de haber sido el cerebro de la conspiración.

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