Tal día como hoy 15 de Junio del año
1094 y tras más de seis meses de sitio a la ciudad de Valencia,
Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, conquista la citada
localidad y se posesiona del gobierno durante cinco años, hasta su
muerte por unas fiebres el 10 de julio de 1099.
Valencia, denominada Valencia del Cid,
fue conquistada por el Cid en el año 1094. Históricamente, tras
varios intentos frustrados de conquistarla al asalto, la ciudad cayó
después de un duro asedio de seis meses. Allí murió Rodrigo Díaz,
como señor o príncipe de la ciudad, el 10 de julio de 1099.
La más importante de las ciudades de
al-Andalus fue tomada por los árabes en el año 718. Tras la caída
del califato, Mubarak y Mudaffar, antiguos administradores de las
acequias del Turia, declararon la independencia de la taifa de
Valencia. Sin embargo, fue con el reinado de cuarenta años de Abd
al-Aziz, cuando Valencia alcanzó su máximo esplendor como ciudad
musulmana.
Uno de los motores económicos de la
ciudad era la abundancia de la huerta, fundamentada en un complejo
sistema de irrigación.
El rey Alfonso VI, tras conquistar
Toledo, colocó en el trono al rey depuesto, al-Qadir, quien fue
escoltado hasta Valencia por Álvar Fáñez, fiel caballero del rey
Alfonso.
Al-Qadir, al ser atacado por el rey de
la taifa leridana al-Mundzir, pidió ayuda al rey al-Mustain de
Zaragoza, quien mandó al Campeador hacia Valencia. Rodrigo logró
levantar el cerco y, en un giro de intereses, decidió ponerse del
lado del al-Qadir, dejando así de estar al servicio del zaragozano y
pasando a proteger al rey valenciano.
Sitiada Valencia por Alfonso VI, a
quien no acababa de agradarle la intromisión de su antiguo vasallo,
el Cid, decidió atacar la Rioja. Finalmente el rey leonés levantó
el asedio. La situación política de la zona era muy inestable y los
intereses de los protagonistas cambiaban con rapidez.
En el año 1088 el Cid fue desterrado
de nuevo por su rey. En 1094, muerto ya al-Qadir, y tras seis meses
de duro asedio en los que la ciudad tuvo que soportar un hambre
devastadora, el Cid conquistó Valencia el 15 de junio de 1094.
La importancia de Valencia era tal que
hubo diversos intentos de reconquista por parte de las huestes
musulmanas, todos frustrados hasta la muerte del Campeador en la
ciudad, el 10 de julio de 1099. Su viuda, Jimena Díaz, defendió la
plaza frente a las huestes almorávides hasta que la situación se
hizo insostenible, abandonando la capital a manos de los musulmanes
en 1102.
Tras diversos intentos de conquista
cristiana Valencia quedaría definitivamente en manos cristianas el 9
de octubre de 1238, cuando el rey Jaime I de Aragón, de nuevo tras
un largo asedio, contempló cómo los musulmanes izaban la bandera
aragonesa, indicando así su capitulación.
Jaime I procedió a otorgar múltiples
privilegios a la que fue joya de su corona, incluyendo los fueros
–Els Furs– obra comparable a las Partidas de Alfonso X. A la
muerte del rey Jaime, su hijo Pedro I el Grande le sucedió,
manteniendo la política expansionista de su padre, y siguió dotando
a Valencia de privilegios y mejoras legislativas.
Todo ello, a la larga, desembocaría en
la prosperidad que harían de Valencia la gran capital levantina del
siglo XV.
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