lunes, 1 de junio de 2020

La coronación de Isabel II de Inglaterra

Tal día como hoy el 2 de junio de 1953 tras la muerte de su padre, la reina Isabel II se coronó formalmente como la reina en Inglaterra, con cientos de millones de personas que escuchaban por radio y por primera vez vieron una coronación en televisión en directo.

Después de la ceremonia de coronación en la Abadía de Westminster, millones de espectadores bañados por la lluvia aplaudieron a la reina de 25 años y a su esposo, el duque de Edimburgo, mientras pasaban por una ruta en un carruaje dorado

Isabel II continúa a gusto en el trono, y no parece tener intención alguna de abdicar. Su reinado, de más de seis décadas, es uno de los más largos de la historia del país y aunque es la monarca más conocida del mundo, ha sabido contener la banalización mediática de su imagen y posición dotándose de un aura de majestuosidad tan anacrónica como efectiva.

Esa dignidad, junto con el estricto protocolo que observa en sus apariciones públicas y su discreción, la ha recluido, para muchos, en una especie de burbuja aislada de la realidad.

La británica es una de las monarquías más antiguas y tradicionales del mundo, además del máximo exponente de la idiosincrasia de un país que ha tenido una enorme influencia gracias a un imperio que se extendió por los cinco continentes. Aunque la fascinación por los Windsor se ha transformado, con los años, en curiosidad, cuando no morbo.

Esta degradación se debe, en gran parte, al signo de los tiempos que les ha tocado vivir, marcados por la omnipresencia de los medios de comunicación. Irónicamente, fue la propia Isabel II la que dio impulso a este fenómeno con su coronación, el 2 de junio de 1953.

La retransmisión televisada de la ceremonia influyó decisivamente en la popularización del medio en el país. El número de licencias de televisión se dobló en el Reino Unido hasta alcanzar los tres millones, y unos veinte millones de británicos se sentaron por primera vez frente a un televisor en los hogares de amigos o vecinos.

Hay otros factores que explican la masiva atención que recibió Isabel II en todo el mundo en los años cincuenta. Por un lado su glamur, de la realeza y por otro, su juventud, que  tenía tan solo 25 años de edad cuando accedió al trono, lo que abundó en su imagen, alimentada por la prensa, de reina de cuento de hadas.

Por último, y ya en clave interna, encarnaba el inicio de una nueva “era isabelina”, en la que se habían depositado grandes esperanzas tras la tragedia de la Segunda Guerra Mundial y el fin del Imperio.

En cierto modo, Isabel II simbolizaba el rejuvenecimiento de Reino Unido y la resignada adaptación del país a la Comonwealth, la mancomunidad de naciones en que se diluyó el Imperio Británico.

De este modo, Isabel II fue coronada el 2 de junio de 1953 a pesar de haber accedido al trono el 6 de febrero de 1952, en el mismo momento de la muerte de su padre, ya que la ley británica establece que el trono nunca debe quedar vacante y que el nuevo monarca ha de suceder al anterior inmediatamente.

Poco después de su coronación, se embarcó en un viaje alrededor del mundo con el que se dio un baño de masas. Fue el primero de muchos otros, tantos que, a día de hoy, es el jefe de Estado que más países ha visitado

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