Tal día como hoy, 11 de junio de 1955,
durante las 24 Horas en la carrera de Le Mans, un automóvil pierde
el control y se estrella en puestos llenos de espectadores, matando a
82 personas.
Como se diría comúnmente, en aquella
carrera se encontraba ‘la crème de la crème’. Los mejores
pilotos del momento se daban lugar en la competición por excelencia
de las carreras de resistencia. Pilotos de la talla de Juan Manuel
Fangio o Mike Hawthorn, estaban preparados para la competición.
Miles de personas presenciaban las
espectaculares batallas que mantenían los Ferrari, Jaguar y
Mercedes. Cada vuelta restaban décimas al récord del año anterior, cada vuelta las diferencias se acortaban, los adelantamientos se
producían, cada vez cruzaban la larga recta de meta a más
velocidad, dando uno de los mayores espectáculos automovilísticos.
Llegaba el momento de repostar en boxes
tras ya algunas horas de competición. Mike Hawthorn rodaba en cabeza
con Lance Macklin a su cola. Mientras, Juan Manuel Fangio rodaban
tras ellos.
El accidente se produjo en breves
segundos, el Mercedes de Levegh impactó contra el coche de
Macklin y como resultado, el Mercedes, junto con el piloto salieron
volando a más de 240Km/h contra la tribuna principal.
Fruto del impacto, el puente y el motor
salieron despedidos del coche, arrasando a su paso a cientos de
espectadores. El piloto falleció en el acto tras golpear su cabeza
contra el asfalto de la pista, el cuerpo de Pierre yacía sin vida
sobre la pista. El coche, compuesto casi en su totalidad de magnesio,
se desintegró y se vio envuelto en una bola de fuego tras una fuerte
explosión.
Debido al accidente, resultaron
fallecidos 82 espectadores junto con el piloto Pierre Levegh. Además,
hubo cientos de heridos en la grada principal del circuito francés.
Naturalmente fue necesaria la intervención de servicios sanitarios
mientras la carrera continuaba su curso.
A pesar de la decisión precipitada que
se tomó, fue acertada. El no suspender la carrera ayudó a que los
espectadores no desalojaran el circuito francés y evitar así que
crearan colas en las salidas. De esta forma, los servicios sanitarios
pudieron realizar su trabajo sin contratiempos.
Este desastre automovilístico trajo
consigo grandes consecuencias para el mundo del motor: La
competición ‘se paró’. La siguiente carrera, celebrada en
Nürburgring se canceló y países como Francia, Suiza o España
pararon la competición.
Mike Hawthorn, quien acabaría siendo
ganador de la edición de las 24 horas de Le Mans de 1955, falleció
meses después de proclamarse campeón del mundo de Fórmula 1 en un
accidente automovilístico, cuando tenía 29 años.
Años después, Fangio relató el
accidente, calificándolo como “un tremendo infierno”.
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