Tal día como hoy 25 de junio de 1876
en Little Big Horn -Montana - el general Custer y sus 265 soldados y
oficiales del 7º de caballería son literalmante aniquilados tras
ser rodeados y atacados por unos 2.500 guerreros indios de diversas
tribus sioux, todos ellos comandados por el jefe "Caballo Loco".
Para entender lo ocurrido en Little Big
Horn hay que remontarse varios años antes. En 1868 el presidente
Grant había decidido poner fin a las guerras contra los sioux
firmando con el jefe Nube Roja el tratado de Laramie, por el cual los
indios renunciaban a buena parte de sus territorios pero se les
respetaban otros, entre ellos las llamadas Colinas Negras donde los
indios creían que habitaban los espíritus de sus antepasados.
El problema surgió tiempo después,
cuando empezaron a correr rumores de la existencia de oro en las
Colinas Negras. El gobierno intentó entonces comprar a los indios el
territorio, pero éstos se negaron. Animados por la prensa y los
políticos, un gran número de colonos empezó a instalarse en la
zona al tiempo que el gobierno, incumpliendo el tratado de Laramie,
ordenó a los indios que abandonaran las Colinas Negras.
Los sioux y los cheyennes, dirigidos
por los jefes Toro Sentado y Caballo Loco, no aceptaron la orden y
lanzaron algunos ataques contra los colonos.
El ejército decidió entonces
organizar una campaña militar contra ellos. Los generales habían
diseñado una estrategia consistente en la formación de tres
columnas que marcharían en maniobra envolvente desde diferentes
puntos, para converger las tres cerca del río Little Big Horn, donde
se habían agrupado las tribus hostiles.
El día 17 de junio la primera columna
que mandaba el general Crook, sufrió una derrota ante el ataque de
unos mil indios y su avance quedó interrumpido. Mientras, ignorantes
de lo sucedido, las otras dos columnas continuaban su marcha
siguiendo el plan previsto.
En la mañana del domingo día 25 de
junio, las tropas de Custer divisaron el asentamiento de los indios.
Las órdenes que tenía el general eran las de esperar a que llegaran
el resto de las tropas, pero éste, tras dividir a sus 600 hombres en
tres batallones, decidió atacar el campamento por su cuenta y
riesgo. Mientras dos de sus capitanes intentaban rodear el poblado,
Custer, al mando de unos 265 hombres, se lanzó directamente sobre
él. Pronto se dio cuenta de que había subestimado a los indios.
Estos le superaban en una proporción de 20 a uno por lo que dio la
orden de replegarse.
No les dio tiempo a huir muy lejos. En
pocos minutos los soldados fueron rodeados por miles de indios
encabezados por el temible Caballo Loco y una lluvia de balas y
flechas cayó sobre ellos. Situados en círculo y apenas parapetados
por sus propios caballos muertos, los hombres de Custer fueron
cayendo uno tras otro.
Al amanecer del día siguiente los
cadáveres de 265 soldados yacían en el campo de batalla. Los
indios, siguiendo sus tradiciones, les habían mutilado y arrancado
sus cabelleras. Tan sólo el cuerpo de Custer fue respetado, en
atención a los tiempos en los que fue admirado como enemigo, pero sus
oídos fueron perforados con puntas de flecha, para que aprendiera a
escuchar mejor en la otra vida, ya que en ésta había desoído las
amenazas del pueblo indio.
En la actualidad el Monumento Nacional
de Little Big Horn es una de las grandes atracciones turísticas del
estado de Montana y cada año recibe decenas de miles de visitantes.
Hace 15 años, sin embargo, se levantó un nuevo memorial que sirve
de homenaje a los guerreros indios que también murieron en aquella
batalla, para que los estadounidenses aceptaran que los héroes de
aquel episodio no solo vestían de azul, sino que hubo otros que
también cayeron con honor, y éstos no buscaban ni el oro ni la
gloria, tan solo defender sus tierras y su cultura.
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