Tal día como hoy el 18 de junio de
1983, el transbordador espacial Challenger se lanza al espacio en su
segunda misión. A bordo del transbordador iba la Dra. Sally Ride,
quien como especialista en misiones se convirtió en la primera mujer
estadounidense en viajar al espacio
Había un tiempo en el que el
firmamento era un techo inalcanzable, que establecía los límites
que jamás la humanidad podría superar. Sally Ride fue una de las
personas indispensables para quebrar ese tope, tras convertirse en
1983 en la primera mujer estadounidense en viajar al espacio. Ride,
que en ese momento no tenía más que 32 años, figurará también
como la astronauta más joven en órbita.
Sally Ride no fue, sin embargo, la
primera mujer en estar más cerca de tocar las estrellas, ya que
veinte años antes, la rusa Valentina Tereshkova volaba al espacio a
bordo de la misión soviética Vostok 6, y también el año anterior al
que Sally Ride estuvo en órbita, Svetlana Savitskaya hizo lo propio
en la Soyuz T-7.
Pionera femenina en el mundo de la
astronáutica estadounidense, Sally Ride también pasará a la
historia por ser la primera mujer en manejar en órbita un brazo
robótico, dispositivo en cuyo diseño había participado ella misma.
Cuando Sally Ride comenzó a estudiar
física en Stanford, las mujeres ya habían conseguido entrar en el
departamento, aunque años antes había sido un club exclusivamente
masculino. Pero el salto al espacio supuso una absoluta visibilidad
de la presencia femenina en el campo de la astronáutica, un símbolo
para el movimiento feminista.
Pero su salto al espacio no fue tan
sencillo como nos parece ahora. En el momento de la conferencia de
prensa anterior al inicio de la misión, Sally Ride, tuvo que
aguantar preguntas que hoy en día no dudaríamos en censurar de
sexistas. Si el vuelo espacial afectaría a sus órganos
reproductivos, si planeaba tener descendencia, si llevaría sujetador
o maquillaje en el espacio, cómo iba a hacer frente a su
menstruación en órbita o si lloraba en el trabajo.
Pero Sally Ride, una mujer despojada de
las ataduras del género imperantes en su época, se había entrenado
en el salto en paracaídas, supervivencia bajo el agua, pérdida de
peso, en el pilotaje de jets y, después de cambiarse del
departamento de física al de ingeniería, había ayudado en el
desarrollo del brazo robótico de la lanzadera espacial.
Sally Ride abandonó la NASA en 1987 y,
después de una época en el Centro de Seguridad Internacional y
Control de Armas de Stanford, se convirtió en profesora de física
en San Diego. Su intención siempre fue, a partir de ese momento,
tratar de inculcar a los jóvenes, especialmente las chicas, la
pasión por las ciencias, las matemáticas y la tecnología.
Sally Ride fue siempre muy celosa de su
vida privada y rechazó durante toda su vida prestarse a escribir sus
memorias. Según un libro publicado en el 2014, dos años después de
su muerte a los 61 años por un cáncer de páncreas, por la periodista y
amiga de Ride Lynn Sherr, la astronauta estadounidense era
homosexual, aunque lamentaba que en aquel entonces el movimiento LGBT
no estaba todavía tan avanzado..
No hay comentarios:
Publicar un comentario