sábado, 27 de junio de 2020

El Seat 600, un automóvil popular

Tal día como hoy 27 de junio de 1957, la empresa española Seat pone a la venta el popular modelo Seiscientos. En España primero se importaron algunas unidades del modelo italiano original, el Fiat 600, pero pronto la fábrica Seat comenzó la producción propia sobre la base de este modelo, con licencia de la empresa italiana Fiat.

Este modelo fue comprado principalmente por la clase media española, que no podía acceder a vehículos de mayores prestaciones. En 1957 se puso a la venta en España por el precio de aproximadamente 19.000 euros del año 2018, - 65.000 pesetas de la época-.

El primer objetivo inicial previsto, calculado en 5.000 coches, fue superado con creces, alcanzando en este año, la cifra de 11.178 unidades fabricadas .

En la factoría de la Zona Franca y ampliando así, la oferta de su catálogo, las versiones descapotable, berlina y comercial, completaban la gama de un modelo del que, en sus 16 años de producción, se llegaron a fabricar casi 800.000 unidades.

El primer año de producción, se entregaron 2.510 unidades. La plantilla entonces era de 5.000 personas. Esta cifra, usando conceptos propagandísticos de los ‘60, significaría que, puestos en fila, podría unirse Madrid con el mar Báltico. Los argumentos del régimen para exaltar el vehículo en sus visitas a Zona Franca hablaban de “ejemplo de la laboriosidad industrial patria”.

La falta de espacio, quedaba supeditado a la imprescindible “baca”, donde se podía transportar, desde la caja de verduras, recogida del huerto, pasando por la nevera durante el traslado, hasta el equipaje de toda la familia, cuando se iba de vacaciones. Era todo un símbolo, del desarrollismo de los ‘60. 

La historia del Seat 600, como la del primer televisor, formaron parte de la España del desarrollo, el inicio de una cadena de consumo que, al multiplicarse, hace irrepetible el éxito de una necesidad y también supuso la muerte definitiva, de los microcoches de la época, como fueron el Isetta y el Biscuter.

El número de pedidos pendientes de servir, que tenía la División Comercial, era de 100.000 coches, equivalente a cuatro años de producción. Para frenar esta avalancha, se instaura por primera vez, el “anticipo” de pago de cada pedido, que tuvo vigencia durante varios años.


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