Tal día como hoy, 20 de octubre de 1572 en Goes -Países Bajos-, Cristóbal de Mondragón, con 3000 soldados, levanta el asedio rebelde de la ciudad .
El siglo XVI constituye, el periodo de mayor hegemonía militar de España, en su larga historia. Dan buena fe de ello, nombres propios como Juan de Austria, el Duque de Alba, Álvaro de Bazán o Alejandro Farnesio y batallas como Pavía, Mühlberg, San Quintín y Lepanto.
Este dominio tuvo a su inspirador en Gonzalo Fernández de Córdoba, "el Gran Capitán", precursor de un modo de organizar a las tropas, que con el tiempo se conocería con el nombre de "tercios españoles". Unas unidades que hoy en día perviven, en la Infantería de Marina española, la más antigua del mundo.
Cristóbal de Mondragón, nacido en Medina del Campo, tras alistarse en los tercios como soldado en torno a 1532, tuvo en tierras italianas y tunecinas sus primeros destinos. Su carrera militar, fue tan longeva como insigne, destacándose a las órdenes de comandantes tan ilustres como el Duque de Alba y Alejandro Farnesio.
Mondragón, se curtió durante quince años como soldado raso de los tercios. Luchó contra los franceses en Provenza y contra la alianza luterana, de la Liga de Esmalcalda en Alemania. Fue en la jornada decisiva de aquella guerra, la famosa batalla de Mülhberg, donde el joven empezó a despuntar.
A partir de entonces, en Flandes, y con la confianza del Duque de Alba, pasó a mandar compañías y hasta a gobernar ciudades. Incluso formó parte de la escolta de la Ana de Austria, futura esposa de Felipe II, cuando ésta viajó desde las Provincias Unidas hasta España, para casarse con el rey.
Mondragón fue durante décadas, uno de los hombres clave de los tercios en Flandes. Estuvo presente en asedios, defensas y toda clase de escaramuzas. Pero, este soldado castellano, se destacó en una lid en particular, ya que se convirtió en un experto en liderar a sus hombres, vadeando ríos y zonas anegadas para así sorprender al enemigo.
En 1575, cuando Mondragón ya tenía 60 años, lideró a dos mil hombres a través de tres brazos de mar, para tomar la isla de Schouwen (provincia de Zelanda). La operación, llevada a cabo con éxito, se consideraba de altísimo riesgo y quedó para los anales, de la historia de los tercios, como una de las grandes hazañas de la guerra de Flandes.
Los protestantes vencidos, fueron a refugiarse en la ciudad de Zierickzee. Mondragón dirigió el asedio y acabó rindiendo la plaza. Sin embargo, sus tropas se amotinaron, porque las soldadas con que debían pagárseles, no llegaban desde España. Se produjo entonces la curiosa circunstancia, de que el comandante quedó preso de sus propios hombres, en la ciudad que acababa de conquistar.
La situación de cautiverio, acabó resolviéndose e incluso por un momento pareció que España, podía alcanzar la paz con los rebeldes flamencos. Sin embargo, el acuerdo que firmaron, quedó rápidamente en papel mojado y los tercios volvieron a Flandes.
Con ellos, estaba también el veterano Mondragón, que se convirtió en uno de los hombres de máxima confianza, del entonces comandante en jefe de las tropas españolas, Alejandro Farnesio.
A sus órdenes, Cristóbal de Mondragón, que ya contaba con rango de maestre de campo y general del ejército de Flandes, siguió protagonizando gestas como el sitio de Amberes, considerada una de las mayores proezas militares, de todo el siglo XVI.
Por su experiencia y buen hacer, le fue concedido el gobierno de la ciudad de Amberes.. Allí permaneció hasta su muerte en 1596, con 92 años, tras 64 años de servicio en los tercios
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