Tal día como hoy 7 de enero de 1536, muere Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos y primera de las seis esposas de Enrique VIII de Inglaterra.
Catalina fue la menor de las hijas de los Reyes Católicos, siendo Reina de Inglaterra desde 1509 hasta 1533 y, recibiendo la educación que se le daba a una futura reina; estudiando para ello derecho canónico y civil, aritmética, literatura clásica, genealogía y heráldica, historia, filosofía, religión y teología, por lo que llegó a ser excepcionalmente culta para la época, incluso como reina.
El 19 de mayo de 1499, se casó por poderes con Arturo, hermano mayor de Enrique VIII, con quien estaba prometida desde los tres años y a los 15, en agosto de 1501 partió hacia Inglaterra, habiéndose acordado una dote de 200.000 coronas, que se pagó la mitad poco después de la boda.
Pero, pocos meses después, murió Arturo y dejó a Catalina viuda y, según ella, aún virgen, por lo que su suegro Enrique VII, para evitar devolver la dote, inicialmente se propuso a sí mismo como marido de su nuera, aunque al final, se acordó que se casaría con Enrique, su segundo hijo, cinco años más joven que ella.
El matrimonio, dependía de una dispensa del Papa, porque la iglesia prohibía que un hombre se casara con la viuda de su hermano, pero Catalina testificó que su matrimonio no se había consumado y se obtuvo tal dispensa.
La nueva reina, fue muy bien recibida por el pueblo inglés y aunque Catalina estuvo embarazada seis veces, todos sus hijos morían al poco de nacer, salvo María, nacida el 18 de febrero de 1516.
En 1525, Enrique VIII se enamoró de Ana Bolena, dama de compañía de Catalina, 9 años más joven que el Rey y pronto, el único deseo del rey se convirtió en asegurar una declaración de nulidad, al objeto de poder conseguir con Ana, un descendiente varón.
No obstante, Clemente VII prohibió que volviera a casarse antes de haberse tomado una decisión y, finalmente, rehusó la declaración de nulidad el matrimonio, por lo que Enrique asumió convertirse en cabeza de la iglesia y en 1533, el matrimonio fue declarado inválido, casándose con Ana Bolena, aunque Catalina se negó a reconocer, tanto el matrimonio, como la jefatura de la Iglesia de Inglaterra por Enrique y se consideró esposa legítima del rey, atrayendo mucha simpatía popular.
Por último, en enero de 1533, Enrique se casó con Ana Bolena, ya embarazada de la futura Isabel I y, el Arzobispo de Canterbury, declaró nulo su matrimonio con Catalina, mientras Enrique se hizo reconocer como jefe supremo de la nueva Iglesia de Inglaterra.
Hasta su muerte, Catalina seguiría refiriéndose a sí misma como la esposa legítima de Enrique y única reina de Inglaterra estando desde 1535 en el Castillo de Kimbolton, donde se confinó de forma voluntaria en un solo cuarto, llevando puesto un cilicio y ayunando continuamente.
A últimos de octubre de 1535, Catalina hizo su testamento, pidiendo a su sobrino Carlos V, que protegiera a su hija y falleciendo el 7 de enero de 1536, mientras se rumoreaba que había sido envenenada, por Enrique o por Ana, tras el descubrimiento de una neoplasia negra en el corazón al embalsamar el cuerpo, atribuida a veneno, aunque los médicos coinciden en que el color negro del corazón no se debió a una intoxicación, sino a un cáncer, cosa que en esa época se desconocía.
Enrique no asistió al funeral y prohibió que asistiera su hija María, estando Catalina enterrada en la Catedral de Peterborough con la leyenda "Katharine Reina de Inglaterra".
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