Tal día como hoy 12 de enero de 1610, se inició la expulsión de los moriscos de Andalucía.
Se conocieron como moriscos, a los musulmanes del Al-Andalus bautizados, que hablaban árabe, conocían el islam y conservaban casi todos sus rasgos culturales; vestidos, música, gastronomía, celebraciones..., encontrándose en Granada el mayor contingente de ellos.
Tras la conquista, los Reyes Católicos iniciaron una labor de conversión por métodos pacíficos, pero en 1499 decidieron encomendar al Cardenal Cisneros esta misión, realizándola este con mucha más dureza.
Cisneros comenzaría a forzar las conversiones con presiones económicos y malos tratos físicos, que cumplieron su objetivo, recibiendo por miles el bautismo, aunque actuaba al margen de la voluntad de los Reyes Católicos, que al saberlo manifestaron que no eran esas sus instrucciones.
Cuando los granadinos pidieron la destitución de Cisneros, este como respuesta encarceló a los moriscos más respetados de Granada, pensando que si dejaban de soliviantar a la gente, estos se convertirían al cristianismo.
Sin embargo, en 1500 comenzó el levantamiento popular del Albaicín. extendiéndose por las Alpujarras y llegando hasta Almería y Ronda, que fue reprimido duramente por el conde de Tendilla y una vez sofocado, se dictó la Pragmática de febrero de 1502, que ordenaba la conversión o expulsión de los musulmanes antes de abril del mismo año.
Durante el reinado de Carlos I, el apoyo que los moriscos le prestaron con sustanciosos donativos, hizo que el rey adoptase una posición flexible con ellos y les permitió que conservaran sus costumbres sin integrarse en la sociedad española, hasta ser definitivamente expulsados por Felipe III en 1616
Entre las múltiples razones que barajan los historiadores, para que Felipe III diera luz verde a lo que su padre Felipe II, no se había atrevido a hacer 40 años antes, destaca la creciente amenaza para la seguridad interna que suponían los moriscos, debido al espectacular aumento demográfico de esta población, que en general seguía practicando el Islam en secreto, y amenazaba con facilitar futuras invasiones extranjeras.
Según los informes que manejaba la Corona, los moriscos de la región aragonesas habían contactado con el Rey de Francia, Enrique IV, para llevar a cabo una sublevación general con apoyo de barcos franceses y aunque este plan podía no ser cierto, la posibilidad estaba ahí como lo había estado cuando Felipe II sospechó que los moriscos conspiraban con el Imperio Otomano para invadir España.
Por último, Felipe III, ante la colaboración de cabecillas moriscos con el rey de Francia para organizar un levantamiento, decretó su expulsión en 1609, que se lleva a cabo hasta 1616.
En esa fecha, termina de manera real la existencia de los mudéjares en España.
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