martes, 19 de marzo de 2019

La sangrienta e inútil batalla de Gallípoli

Tal día como hoy 19 de marzo de 1915, durante la Primera Guerra Mundial, en los Dardanelos tiene lugar la Batalla de Gallípoli.

Se inició en febrero de 1915 con un bombardeo masivo desde buques de guerra ingleses y franceses, contra fuertes otomanos que defendían el estrecho y que fracasó, principalmente debido a las minas colocadas por los turcos.

Este fracaso promovió la necesidad de una operación de desembarco, de británicos y franceses con el fin de conquistar la capital, Constantinopla.

Esta idea, defendida por Winston Churchill, se iniciaría con el desembarco cerca de Galípoli, pero los Aliados no consiguieron el efecto sorpresa y fracasaron en las sucesivas ofensivas, resultando una auténtica carnicería para ambas partes, con más de un cuarto de millón de bajas por cada uno de los dos bandos.

Desde abril hasta el fin de la evacuación de tropas en enero de 1916, los aliados se vieron copadas en las playas por el calor, la necesidad de recibir desde el mar hasta el agua para beber, así como las continuas ofensivas frustradas y los francotiradores turcos.

Las pérdidas en buques y el fracaso de la operación, costó la dimisión a su principal promotor Winston Churchill, por entonces Ministro de Marina británico, que hubo de regresar al servicio activo en el ejército.

Debido al enorme número de bajas, hasta el desembarco de Normandía en 1944, el ejército británico padeció, el llamado "Síndrome Gallípoli", que suponía una gran reticencia a desembarcar en playas controladas por el enemigo.

Lo cierto es que la batalla fue un enorme error, una guerra que oponía a los cañones, los cuerpos de los soldados y que supuso una derrota aplastante para los aliados.

En definitiva, una batalla estúpida que no debió librarse jamás.

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