Tal día como hoy, 3 de marzo de 1627, nace en Sevilla, Miguel de Mañara Vicentelo de Leca, el gran impulsor de la "Santa Caridad de Sevilla".
Hijo de una poderosa familia oriunda de Córcega, la infancia de Miguel fue la propia de un niño acaudalado, recibiendo educación de caballero y con trece años era heredero del mayorazgo de su padre. Con veintiún años, contrajo matrimonio con Jerónima Carrillo de Mendoza y ocupó cargos en la Universidad de Mercaderes y desde 1651, fue provincial de la Santa Hermandad y uno de los alcaldes mayores de Sevilla.
En septiembre de 1661, sin haber tenido hijos, muere su esposa, planteándose entrar en religión y retirándose al eremitorio carmelita de la serranía de Ronda, donde practicó oración y penitencia.
Miguel, en 1662, tras entrevistarse con Diego de Mirafuentes, hermano mayor de la Hermandad de la Santa Caridad, ingresa en la misma, siendo elegido poco después hermano mayor, y a partir de ese momento creará un hospicio, que transformará en el Hospital de la Santa Caridad.
Una vez realizada la construcción del Hospital, Mañara se planteó dejar su cargo, pero fue disuadido por los hermanos, que le animaban a continuar, pasando a residir en el mismo, de forma sencilla y austera, abandonando su vivienda palaciega.
La obra de Mañara se completó preparando a la Hermandad, para los fines que dictaba la Regla, escrita por su propia mano, que constituye un tratado de espiritualidad humana, ante la realidad de la vida y la muerte.
Miguel de Mañara murió el 9 de mayo de 1679, tras decir que iba a ver a Dios y mandar ser enterrado en el suelo de la iglesia de la Caridad. Para sus seguidores Miguel era un santo, siendo declarado “venerable” y su beatificación se encuentra en curso, al considerarle un adelantado de la doctrina social de la iglesia católica.
Pese a todo lo dicho hasta ahora, Miguel de Mañara, ha pasado a ser sinónimo de seductor, como dice Machado en uno de sus versos; “ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido / ya conocéis mi torpe aliño indumentario” y la causa parece proceder, de una campaña difamatoria del siglo XIX, explicable por el anticlericalismo de los liberales, fundamentada en la confesión del propio Mañara, entendida por sus biógrafos, como una auto-penitencia.
“Yo, don Miguel Mañara, ceniza y polvo, pecador desdichado, pues lo más de mis logrados días ofendí a la Majestad altísima de Dios, mi Padre, cuya criatura y esclavo vil me confieso. Servía a Babilonia y al demonio, su príncipe, con mil abominaciones, soberbias, adulterios, juramentos, escándalos y latrocinios... Y yo que escribo esto, más de treinta años dejé el monte santo de Jesucristo y serví loco y ciego a Babilonia y su vicios. Bebí el sucio cáliz de sus deleites e ingrato a mi señor a su enemiga, no hartándome de beber en los sucios charcos de sus abominaciones.”
Dice la leyenda, que mientras José Zorrilla escribió Don Juan Tenorio en 1844, se alojó en la Hostería del Laurel del barrio de Santa Cruz, y que creó el mito de Don Juan inspirado en el noble sevillano Miguel de Mañara.
Sin embargo, Miguel de Mañara,
no pudo ser el personaje en el que se inspiró Tirso de Molina para
escribir el "Burlador de Sevilla", en el que a su vez, se inspiró Zorrilla, ya que este noble sevillano nació el 3
de marzo de 1627 y Tirso de Molina escribe “El
burlador de Sevilla” en 1630, es decir, que Mañara contaba tres años de
edad cuando nace el mito de Don Juan Tenorio. Por lo tanto, creo que es imposible sostener la teoría de que
sea el personaje historico en que se inspiró el Tenorio.
Siempre según la leyenda, Miguel de Mañara llevó una vida entregada al vicio hasta que perdió a su esposa, Gerónima Carrillo de Mendoza, y fue entonces cuando este caballero pecador, se replantea su vida y busca en la religión un remedio, entregando su fortuna a los más necesitados para la redención de sus pecados.
Con esta idea, Mañara llega a la Hermandad de la Caridad y el noble sevillano se entrega a la institución, enriqueció la Iglesia con obras de arte y creó el primer asilo de la ciudad para los sin techo y los enfermos incurables.
De cualquier manera, hoy en día, siglos después, la gran obra que fundó Miguel de Mañara, alias “El Tenorio”, sigue en pie.
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