Tal día como hoy 27 de marzo de 1091, llamados por los árabes españoles, los almorávides entran en Córdoba.
Los “Almorávides” eran una especie de ermitaños musulmanes o monjes-soldados, surgidos de grupos nómadas del Sáhara con una interpretación rigurosa del Islam, que entre los siglos XI y XII crearon un imperio en Mauritania, Marruecos y la mitad sur de España y Portugal.
Entre otras cosas defendían la poligamia, la virginidad prematrimonial, el derecho al repudio y el contrato matrimonial de las hijas, y su llegada representó el fin de la independencia de los musulmanes andalusíes.
Cuando Alfonso VI tomó Toledo el 25 de mayo de 1085, los andalusíes llamaron en auxilio a estos almorávides, que encontraron una tierra fértil y próspera observando el relajamiento del Islam y se escandalizaron ante la gran tolerancia con judíos y cristianos, lo que provocó su determinación de apoderarse de Al-Andalus alentados por la división entre los reinos de taifa.
Los almorávides, al mando de Yusuf ibn-Tashfin, acudieron a la llamada de los reyes de taifas, desembarcaron en Algeciras con 7.500 efectivos a los que se le suman fuerzas de los reinos taifas de Sevilla, Granada y Badajoz, y se dirigen al norte con unos 30.000 efectivos.
El rey cristiano Alfonso VI de Castilla y León consigue reunir también un numeroso ejército y el choque bélico entre ambos se produce cerca de Badajoz, en Sagrajas -Al-Zalaca - en 1.086, lo que se conoce como la batalla de Sagrajas o de Zalaca, donde los cristianos sufren una importante derrota.
Los almorávides no aprovecharon el éxito de la victoria recién obtenida, ya que el emir Yusuf ibn-Tashfin regresó al norte de África debido a que su hijo acababa de morir.
A ellos también se opuso el Cid, que había conquistado Valencia, creando allí un principado y les rechazó por dos veces, pero tras su muerte en 1099, la ciudad fue abandonado en 1102 .
A partir entonces, comenzó la hegemonía almorávide en España, aunque pronto recibieron el influjo de la cultura andalusí y sus costumbres fueron relajándose.
Hacia 1125 un nuevo poder estaba surgiendo en el norte de África, el de los almohades, que lograron con la aplicación rigurosa del islám, doblegar a los almorávides tras la caída de Marrakech en 1147.
Con la toma de su capital, el Imperio almorávide cede su lugar al nuevo poder rigorista almohade, que impondrá su hegemonía en el Magreb y al-Ándalus hasta su derrota en las Navas de Tolosa en 1212.
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