martes, 7 de junio de 2016

El primer asesinato de la banda terrorista ETA

Tal día como hoy 7 de junio de 1968 se produce el primer asesinato de la banda terrorista ETA, donde fallece asesinado el guardia civil José Pardines.

Ese día él y su compañero estaban de servicio en la carretera Madrid-Irún, a la altura de Villabona -Guipúzcoa-, encargados del control del tráfico en una zona en obras, uno en cada extremo del tramo de carretera.

A Pardines, le llamó la atención un Seat 850 blanco que le trajo a la memoria la de un vehículo robado, por lo que decidió interceptarlo y pedir la documentación a los dos ocupantes, que eran  los miembros de ETA Javier Etxebarrieta Ortiz, 'Txabi', e Iñaki Sarasketa.

Mientras rodeaba el vehículo para comprobar que los datos de la documentación se correspondían con los del automóvil, del motor y del bastidor, salieron los dos ocupantes, uno de ellos con una pistola, disparándole un tiro en la cabeza a quemarropa.

Instantes después, pasaba por el lugar un camionero que pensando que había pinchado una rueda, bajó del vehículo a tiempo de tratar de reducir al autor de los disparos, pero el compañero del asesino le encañonó, mientras el autor disparaba contra Pardines cuatro veces más en el pecho.

Después los dos etarras huyeron, pasando junto al compañero del muerto, que no se había percatado de nada y  tras ser informado de lo ocurrido por el camionero dio aviso y se puso en marcha un operativo de búsqueda de los pistoleros.

Poco después, ambos etarras fueron interceptados por la Guardia Civil cerca de Tolosa y se produjo un tiroteo en el que Txabi resultó herido de gravedad y trasladado al hospital de Tolosa, finalmente falleció, mientras el otro etarra consiguió escapar, pero fue detenido unas horas más tarde, en la iglesia de la localidad de Régil, donde se había ocultado.

Gracias al testimonio de un camionero, la prensa de la época pudo dar una información bastante ajustada a la realidad de los hechos, aunque los medios de comunicación estuvieran habitualmente controlados por el régimen de Franco y la población que discrepaban de éste desconfiaran de la versión oficial.

Este hecho fue utilizado durante años por ETA y sus simpatizantes, para ofrecer una versión de los hechos según la cual Pardines había intentado hacer uso de su arma y ello había obligado a Txabi a dispararle en defensa propia.

El asesinato no premeditado de Pardines, fue el inicio de una escalada de violencia que se prolongaría durante décadas, pues la muerte del asesino durante su detención, fue presentada por ETA como una “ejecución extrajudicial” a sangre fríaa cargo de  los guardias civiles, y serviría para justificar el posterior asesinato del Inspector-Jefe de la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, Melitón Manzanas.

A partir de allí, la violencia dominaría la política vasca y española, incluso muchos años después de acabada la dictadura de Franco.

1 comentario:

  1. Este cobarde crimen y la mendaz versión que difundió el entorno de ETA marcó la estrategia de la banda en todos los asesinatos posteriores. Iñaki Sarasketa, muchos años después, reconoció la verdad de los hechos, coincidentes con el contenido del sumario y lo publicado entonces.
    Efectivamente, con este hecho se inició una escalada terrorista que, pura paradoja, se disparó exponencialmente después de la muerte de Franco, contra cuyo régimen dictatorial decían luchar, cometiendo, ya en democracia, el 95 por ciento de los asesinatos de toda su macabra historia.
    Curiosamente empezó con el atentado mortal contra un guardia civil y terminó, con la muerte de un gerdarme francés (16-3-2010), pero aquí cruzó una linea roja -en Francia es mucho más grave matar a un gerdarme que aquí a un guardia civil- y perdió cualquier tolerancia en aquel territorio, circunstancia que provocó el suicidio operativo de la banda al carecer de su cercano refugio e intensificarse la colaboración, esta vez de verdad, ente ambos servicios de seguridad.
    Es una proclama, incierta o políticamente interesada, decir que la banda ha sido derrotada pues se le ha permitido entrar, con sus marcas blancas, en las instituciones cuando estaba operativamente fuera de combate . Aparte de la ridícula puesta en escena de la entrega de armas -que cabían en la mochila de un colegial- ¿para qué van a efectuar secuestros para obtener dinero si le han facilitado el acceso al manejo de fondos públicos?.
    ETA mantiene sus objetivos por medios no sanguinarios pero quizá -a medio plazo- mas eficaces con el apoyo de las urnas que, en le País Vasco, han venido demostrando que saben controlar.

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