miércoles, 8 de junio de 2016

La visita a España de Eva Perón.

Tal día como hoy  8 de junio de 1947 llega a Madrid Eva Duarte, esposa del presidente argentino Juan Domingo Perón.

Tras el fin de la II Guerra Mundial, España, bajo el Régimen de Franco, solicitó el ingreso en la ONU pero según la Resolución de 1946 de la Asamblea General, se recomendó que se excluyese al Gobierno español, “hasta que se instaure en España un gobierno nuevo y aceptable”.

Recomendó también que todos los miembros de las Naciones Unidas retirasen sus embajadores en Madrid y todos los países miembros, a excepción de Portugal y Argentina, siguieron las recomendaciones de la ONU.

A este aislamiento, se unieron varios años de sequía que dejaron a España al borde de la hambruna, pero. EEUU e Inglaterra - aunque detestaban el Régimen de Franco – no podía permitir otra Guerra Civil y, lo que era peor, que los comunistas se hiciesen con el poder al inicio de la Guerra Fría, por lo que usaron de Argentina.

Argentina recibía el petróleo estadounidense y colocaba sus excedentes de trigo a los españoles, firmando un tratado comercial por el que se concedía a España un crédito de 350 millones de dólares, a bajo interés, que nos aseguraba el suministro de trigo, maíz y carne congelada.

El 8 de junio de 1947, la primera dama argentina, aterrizó en Barajas donde la esperaba Franco acompañado de su mujer, su hija, los miembros del gobierno, autoridades locales y eclesiásticas y,  rodeada del clamor popular y el entusiasmo de las masas, Evita recorrió España.

No obstante algún comentario de Eva, propio de las “hordas rojas” hizo deslucir la visita para el caudillo, pues la embajadora argentina durante su gira impresionó a Franco por su carisma y su fortaleza, y sin embargo ella al contrario quedó decepcionada con el pequeño general español, tal vez porque rápidamente percibió que Franco no era el amigo de aquellos descamisados a los que ella tanto amaba.

En su gira Evita comenzó uno de sus discursos diciendo: “queridos descamisados de España, tenemos que evitar que haya tantos ricos y tantos pobres, las dos cosas al mismo tiempo. Menos pobres y menos ricos…”.Evidentemente éste no era precisamente el discurso que congeniaba con el pensamiento de Franco, cuyo apoyo venía de las clases acomodadas.

El carácter de Evita era tan fuerte que no dejaba indiferente a nadie, e incluso entre las gentes de su propio pueblo se granjeó rápidamente un buen número de enemigos y las clases pudientes argentinas dirigieron su odio hacia ella, que provenía del descontento por unas reformas que les quitaban parte de su tradicional poder, y por las declaraciones que ella misma pronunciaba.

Evita nunca mantenía su boca cerrada, y atacaba a los mismos que la criticaban, aumentado el odio de los ricos contra ella. Además representaba simbólicamente todo un ataque hacia su status social, al ser una simple actriz de teatro de origen humilde que tras casarse con el coronel Juan Domingo Perón se había convertido en la Primera Dama argentina.

Apenas un par de años después de su visita a España se le detectó un cáncer de útero y la leyenda dice que no quiso ser operada pues no quería perder ni un minuto de su tiempo para dejar de estar al frente de los cambios en los que Argentina se encontraba inmersa, por ese odio en los muros de los barrios ricos, se pintó con mal gusto: “Viva el cáncer”, mientras Evita se consumía en su cama y después de meses de auténtico sufrimiento, moría a la edad de 33 años

La figura de Evita se sigue venerado hoy en día, y es uno de los símbolos principales del peronismo.

1 comentario:

  1. Evita Perón: Tal como ha pasado a la historia, se puede entender que su gran egoísmo, no era otro que ver reducida la diferencia de clases y poder sacar de las grandes calamidades a una mayoría de personas: Cosa que no pudo conseguir, ya que se le interpuso en su camino esas maligna enfermedad, arrebatándole la ocasión de poder conseguirlo.
    Todas las personas sabemos que tenemos que morir un día u otro: Pero las personas como Evita Perón, no sé el porqué: Parece ser, que hay quien les adelantan las fechas de sus muertes.

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