Esta masacre - llamada “El Halconazo” por la participación de un grupo paramilitar estatal conocido como Los Halcones - ocurrió el día de la festividad de Corpus Christi, cuando una manifestación estudiantil fue violentamente reprimida por estos.
"Los Halcones", llegaron en camiones atacando brutalmente a los estudiantes desde las calles aledañas a la Avenida de los Maestros en donde estos se hallaban concentrados. Al principio la agresión fue con palos y porras, por lo que fueron repelidos, pero pronto comenzaron los disparos con armas de fuego.
La policía no intervino, al carecer de órdenes de hacerlo y permaneció como espectadora durante la masacre, mientras el tiroteo se prolongó varios minutos, durante los cuales algunos dieron apoyo logístico al grupo paramilitar desde vehículos privados e incluso patrullas policíales, dotándolo con armas y municiones.
Los heridos fueron llevados al hospital general, pero los Halcones se dirigieron al centro de asistencia y allí remataron a los jóvenes, algunos aún en el quirófano.
El entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, se desligó de los hechos y su participación se negó oficialmente, de forma que nadie fue llevado ante la justicia y, aunque anunció una investigación sobre la matanza afirmando que castigarían a los culpables, pero nada concluyó en ella.
Treinta y cinco años después - el 29 de noviembre del 2006 - se declaró culpable a Luis Echeverría Álvarez, acordándose su ingreso en prisión por estos hechos, aunque la decisión fue seguidamente revocada, al declararse prescritos los delitos.
Los crímenes de naturaleza política suelen tener con frecuencia este fin.
México ultrapasa antes y ahora todos los umbrales de horror e impunidad
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