viernes, 17 de junio de 2016

Cuando se creó la Real Academia de la Historia

Tal día como hoy 17 de Junio de 1728 el rey Felipe V de España, tras la redacción de sus estatutos crea de una forma jurídica, la Real Academia de la Historia.

Como no podía ser de otra manera al tratarse de historia, existen desacuerdos sobre el punto de vista de la fundación de la Academia, pues si bien la fecha en que inicia su andadura física fue el 18 de abril de 1738, su estructura jurídica se otorgó por Real Cédula del 17 de junio de 1738, por la que se aprobaron los primeros estatutos.

La Real Academia de la Historia es una institución encargada de estudiar la Historia de España, “antigua y moderna, política, civil, eclesiástica, militar, de las ciencias, letras y artes, o sea, de los diversos ramos de la vida, civilización y cultura de los pueblos españoles”, y tiene su sede en  Madrid.

El realidad y para los puristas, hay que recordar que los orígenes de la Real Academia de la Historia surge dentro de la corriente cultural de la Ilustración europea del siglo XVIII, como centro de investigación y progreso y su antecedente inmediato, está en las tertulias celebradas por varios eruditos, desde 1735, en el domicilio particular de uno de ellos - Julián Hermosilla - abogado de los Reales Consejos, para tratar asuntos de Historia.

Posteriormente, algunas de las personas que formaban parte de estas reuniones desearon abandonar el carácter privado de las mismas y buscaron un lugar público para celebrarlas, trasladando sus tertulias a los salones de la recién creada Real Biblioteca, solicitando para ello la protección del rey Felipe V, que se la otorgó.

Oficialmente, la Real Academia de la Historia surge por Real Decreto el 18 de abril de 1738, aunque sus estatutos – como antes dijimos -lo fueron mediante Real Cédula el 17 de junio del mismo año, donde se establecía su finalidad; “buscar la importante verdad de los sucesos, desterrando las fábulas introducidas por la ignorancia o por la malicia, conduciendo al conocimiento de muchas cosas que oscureció la antigüedad o tiene sepultado el descuido” .

De la primera sede que ocupó en una de las salas de la Biblioteca Real, Carlos III, hijo y sucesor del anterior monarca, en 1785  ordena su traslado debido al rápido crecimiento de sus fondos, pasando a los locales de la “Real Casa de la Panadería”, en la Plaza Mayor, que había dejado desocupados la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, al trasladarse a la calle de Alcalá.

En 1836, el gobierno le concedió gran número de códices, documentos y libros, además del caserón llamado “Nuevo Rezado”, edificio que antes de la desamortización eclesiástica tenia como finalidad albergar los libros de rezos de los monjes jerónimos del El Escorial, de donde viene su nombre del “caserón de Nuevo Rezado”, en la madrileña calle del León, número 21, donde se trasladó oficialmente por Real Orden de 23 de julio de 1837, aunque en la práctica no se trasladarían hasta 1874.

La actual sede fue diseñada por el arquitecto Juan de Villanueva y del recuerdo de los jerónimos  del Escorial, queda en la fachada del edificio, una parrilla, símbolo del martirio de San Lorenzo.

Las obras comenzaron en 1788, con austeridad pero de grandes proporciones y valiosos materiales y se cuenta la admiración de los madrileños de la época, cuando vieron entrar las calles de Madrid los “carretones tirados por veintiocho pares de bueyes”, que llevaban las jambas y el dintel de la puerta.

4 comentarios:

  1. Muy interesante.Si señor.
    No se debe ignorar que los monarcas de la Casa de Borbón -a pesar de la vinculación a Francia que nos llevó a grandes desastres históricos- promovió una modernización importante en los campos de la ciencia, la técnica, etc.
    La creación de las numerosas "Reales Fábricas" fue un intento de inducir inversiones de capital -tradicionalmente empleado casi exclusivamente en actividades agropecuarias- en producciones fabriles y también dignificando -mediante reales cédulas- la dedicación al comercio y el trabajo artesanal - hasta entonces menospreciado en una tierra de "hidalgos" (no va con segundas José María).
    En este aspecto, el último tercio del siglo XVIII, es notablemente floreciente, siguiendo las tendencias de la Ilustración en Europa.
    Todo aquello lo arrasó la desastrosa Guerra de la Independencia... pero eso ya es otra historia.

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    1. No puede haber "segundas" amigo José Miguel, porque el apellido en la actualidad- como bien sabes - es algo que carece de valor identificado de posición o status, como antaño lo tenía.

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  2. De "las Reales Fábricas" no queda nada. Cualquier intento de industria estatalizada solo se aguanta en régimen de monopolio. Las fábricas estaban y están en Barcelona y no eran reales si no privadas y particulares.
    El desarrollo no viene por Real Decreto es necesario una cultura que lo sustente. El Desarrollismo franquista solo fue posible en la Autarquía. Con la integración en Europa la reconversión fue traumática.

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  3. A principios de XVIII las monarquías europeas ya habían quemado en las décadas anteriores todos los libros de la Edad Media y Moderna y aquellos escritos en otras lenguas que no fueran la católica. En ese momento ya pueden empezar a reescribir la Historia.

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