La llamada Constitución de Bayona fue una “Carta Otorgada” aprobada en esta ciudad francesa el 7 de julio de 1808, jurada por José I de España e inspirada en el modelo de estado constitucional bonapartista, sin intervención de ningún representante español.
Tras el Motín de Aranjuez contra Godoy y Carlos IV, este abdicó en su hijo Fernando VII, pero antes de consolidarse en el poder, Napoleón convocó en Bayona una asamblea de notables españoles a los que presentó un texto de Constitución, que no había sido elaborada por los representantes de la Nación.
En ella, se organizaba España como monarquía hereditaria, con el monarca en el centro del poder político obligado a respetar los derechos ciudadanos proclamados en su texto.
Debido a su origen y proceso, no puede considerarse una Constitución ya que fue presentado por Napoleón a 91 diputados españoles, a los que sólo se les permitió “deliberar” sobre su contenido.
Después de los sucesos del 2 de mayo en Madrid, los indignos representantes de la monarquía española - Carlos IV y su hijo Fernando VI- habían entregado la corona española a Napoleón, el cual la dio a su vez a su hermano José, procurando revestir de legitimidad lo que en realidad era un expolio.
El mariscal Murat, siguiendo órdenes del emperador, conspiró ante la Junta Suprema para que esta pidiera a José Bonaparte que accediera a recibir la corona española, pese a que él también aspiraba a convertirse en el rey de España.
El Consejo declaró entonces que, en su opinión, la elección debería recaer sobre José, entonces rey de Nápoles.
Tras un cúmulo de indignidades encadenadas desde todos los estamentos españoles, José Bonaparte fue finalmente nombrado rey de España.
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