martes, 26 de julio de 2016

El patriarca


Emilio Cerreruela Vázquez, “el tío Emilio”, fue un gitano como hay pocos. Le conocí en Badalona a finales de los noventa cuando era – desde hacía ya décadas – el patriarca de la numerosa y bien organizada comunidad gitana de aquella ciudad catalana.

Estaba ya en la tercera edad, era alto, de complexión delgada y caminaba tieso como un palo. Lucía un largo bigote blanco bien cuidado, en su boca el sempiterno cigarrillo, y en la mano la vara de mando con empuñadura plateada que le distinguía como líder.

Vestía siempre traje y sombrero y en invierno un abrigo jamás puesto, sino dejado caer sobre los hombros, con pañuelo a juego. El “tío Emilio” - como era conocido de todos - se movía por la ciudad desde su feudo del barrio de Sant Roc, acompañado siempre por su “estado mayor”.

De entre estos destacaba Manuel Cortés, una especie de alter ego del patriarca, mucho más joven que este, y que le auxiliaba ante los “payos”, en aquellos asuntos que requerían de mayor complejidad técnica, ya que para los temas propios de su raza y pese a alguna laguna de memoria, el patriarca tenía siempre en su boca, el vocabulario adecuado y la palabra justa.

Nos vimos por primera vez al poco de llegar a la ciudad, una mañana en mi despacho y nada más verlo me di cuenta, de que el “tío Emilio” lo sabía ya todo sobre mi.

Sombrero en mano entró en la estancia con sus ayudantes y tras las rituales, y en su caso ceremoniosas frases de presentación, - oídas con gestos de asentimiento por estos - expuso con parsimonia el motivo de la visita.

- Verá usted Don José
– dijo con media voz – he venido para hablarle de un tema “gitanal”, porque ayer uno de los míos fue detenio por su gente, cuando estaba a punto de tasabar (1) a su madre...¿Me entiende usted...?

Le entiendo muy bien
– le respondí en igual tono– pero usted sabe “tío Emilio”, que poco puedo hacer por él salvo permitir que le visiten, porque el asunto es muy grave...- Argumenté pensado que vendría a pedir su libertad.

- Claro que sí Don José
- agregó como si al hablar pesara cada una de sus palabras – lo que justamente quiero pedirle, es que no vaya a darle bola (2), porque lo que hizo es lo peor que un gitano puede hacer... - Y tras un deliberado silencio agregó - Si vuelve al barrio, pasará alguna desgracia, porque ya hay algunos con la serdañí (3) prepará y en estas cosas de sangre, yo no tengo mano para frenar a mi gente...¿Me entiende usted ...?

Tras un buen rato de charla, siempre acabado por su parte con la frase ¿Me entiende usted ...?, y luego de conseguir el compromiso por mi parte de hablar con el Juez para que mantuviese en prisión al presunto parricida, con la misma reverencia que a la entrada, se despidió agradecido.

Desde ese día, el “tío Emilio” fue siempre un colaborador y leal amigo, y no faltó a ningún acto institucional de la policía, lo que fue comentario general en la ciudad, pues - al parecer - no había sido visto antes en ninguno de ellos.

En una ocasión, me invitó a una celebración de su comunidad y - al objeto de identificarme con el colectivo - de forma deliberada me vestí tal como hacen los gitanos más clásicos; traje negro y camisa también negra, sin corbata.

El “tío Emilio” me esperaba a la puerta del recinto y entre el color moreno del sur con el que la naturaleza me ha obsequiado y el atuendo referido, al llegar no me diferenciaba en nada de cualquiera de los más ortodoxos calés allí presentes..

El anfitrión mirándome fijamente, con la parsimonia y señorío que solía dar siempre a todos sus actos, me espetó con tono de admiración no disimulada...

Don José... hoy está usted de “durce”... y tras ponerme la mano sobre el hombro, me condujo caminando a su lado, hasta la mesa de la presidencia.

Sencillamente, era un tipo genial...

J.M. Hidalgo (Recordado a una persona especial)

(1) .-Tasabar – Matar / (2).- Dar bola – Dejar en libertad / (3).- Serdañí – Navaja

2 comentarios:

  1. Los gitanos tienen la fama que tienen: Pero cuando un gitano le dice a un payo, estoy con tigo, el payo ya puede estar seguro y tranquilo. La palabra de un gitano, es más valida que los contratos entre payos. Hablo de ellos tal como hablo, porque los he tratado y conozco sus formas.

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    1. Así es, pero si te hacen un favor estas sujeto al favor toda la vida. ¿Ley gitana?

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