Tal día como hoy 30 de julio de 1811, Miguel Hidalgo, líder del movimiento independentista, mejicano muere fusilado junto a otros compañeros en Chihuahua a manos de soldados realistas.
Miguel Hidalgo y Costilla, era cura párroco en el municipio de Dolores y destacó en la primera etapa de la Guerra de Independencia de México, que él inició con una proclamación de independencia en su parroquia, el 16 septiembre 1810, conocido como “Grito de Dolores”.
Al principio dirigió el movimiento independentista de manera victoriosa, pero tras una serie de derrotas fue capturado en marzo de 1811 y llevado a la ciudad de Chihuahua, donde sería juzgado y fusilado.
Se le imputaron delitos de alta traición, crímenes y asesinatos, sedición, conspiración y le obligaron a firmar una retractación por "sus errores cometidos contra la persona del Rey y contra Dios".
Una vez condenado, se inició el proceso para degradar al ex párroco de de su condición sacerdotal y así quedar libre del fuero eclesiástico para poder llevar a cabo su ejecución.
Hidalgo sería expulsado del estado clerical, por lo que las autoridades civiles la trataron según las leyes vigentes para los no clérigos. Antes de ser ejecutado, se confesó y comulgó y pidió que le dispararan a su mano derecha, que puso sobre el corazón.
Hubo necesidad de dos descargas y el tiro de gracia para acabar con su vida, tras lo cual su cabeza fue enviada a Guanajuato y colocada - junto a las de otros conspiradores ejecutados - en las esquinas del edificio de la “Alhóndiga de Granaditas”, donde estuvieron expuestas hasta marzo de 1821, al final de la total liberación del dominio español.
En 1821 su cuerpo fue exhumado y junto con su cabeza enterrado en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México y desde 1925 en el Ángel de la Independencia, (monumento conmemorativo) en la capital.
En 1868 se dio nombre en su honor el “Estado de Hidalgo”, siendo considerado uno de los padres de la patria mexicana.
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