Tal día como hoy 3 de julio de 1844 se tiene noticia de haber matado al último ejemplar de Alca gigante (Pinguinus impennis)
Estos pingüinos habitaban en colonias dispersas por todo el Atlántico Norte hasta el siglo XIX, cuando se extinguió y la última pareja a la que se le dio muerte, que se sepa, estaba en la Isla Eldey, - Islandia -.
A estos pingüinos también se les llama “alca imperial, gran pingüino o simplemente pingüino”, y son los verdaderos pingüinos, aunque posteriormente, marineros y exploradores -británicos, norteamericanos y escandinavos - comenzaron a llamar también pingüinos a las aves no voladoras del Hemisferio Sur, conocidas como pájaros bobos.
Según Jacques Cartier, en 1534 sus hombres mataron más de un millar de pingüinos durante un solo día, en un lugar de la costa del continente americano. Otro capitán informó que sus hombres mataron dos barcadas de alcas gigantes en media hora solo con sus manos. Este es el resumen de su camino a la extinción.
Su incapacidad para volar y lo apetitoso de sus huevos y carne las hicieron presas perfectas ya en la prehistoria, como demuestran varios yacimientos paleolíticos.
Aunque ya con poblaciones diezmadas, el alca gigante era un animal sumamente raro en Europa, incluso en islas del Mar del Norte donde un siglo antes abundaba.
Todo cambió durante las Guerras Napoleónicas en que dos barcos arribaron allí en 1808 y 1813, en plena época de nidificación y capturaron cientos de aves y huevos. Como consecuencia las aves que quedaban emigraron a otros lugares de Islandia, aunque fueron cazadas igualmente.
Aun así, la respuesta de los estados no fue protegerlos, si no que al contrario, al convertirse en rara, los coleccionistas pagaban cantidades desorbitadas por hacerse con la piel o un ejemplar disecado.
En 1840, los marineros informaron que la población había desaparecido después de varias expediciones furtivas y después de una corta pausa, en 1840 fueron capturadas 4 aves más y 5 ó 6 huevos. Luego, los pescadores informaron que no había quedado ninguna.
Poco tiempo después, en 1844, se realizó una última expedición a la isla, pues habían oído que en Dinamarca ofrecían 100 coronas por un solo pellejo de alca gigante que pudieran encontrar, por lo que desembarcaron, junto con otros tres hombres primeros de julio, y dos días más tarde consiguieron divisar entre las gaviotas una sola pareja de alcas en su nido. Las mataron y ya no se volvió a tener noticia de ningún otro ejemplar vivo.
Tras su extinción las pocas pieles que quedaron recogidas entre los últimos años de la especie se hicieron tan valiosas que se pagaron cantidades extraordinarias por ellas y en los últimos años antes de la primera guerra mundial alcanzaron precios que oscilaban entre los 120.000 y 200.000 dólares e incluso llegaron a tener un valor incalculable, ya que sus nuevos poseedores se negaban a desprenderse de ellas.
El afán por estas pieles llegó a tal punto que los taxidermistas expertos comenzaron a falsificarlas.
conocer estas historias tristes de amor nos hacen reflexionar de los misterios y problemas del amor
ResponderEliminarEl humano destruyendo la humanidad cómo siempre, sólo por el amor al dinero
ResponderEliminarQue lástima por éstas preciosas aves.