Machu Picchu fue en sus orígenes una “llacta”, centros administrativos durante el imperio inca, donde residían los administradores y todos los funcionarios auxiliares, junto con sirvientes y artesanos.
Construido en un lugar recóndito e inexpugnable, fue la más bella del imperio al ser pensada para el refugio y morada de lo más selecto de la aristocracia en caso de un ataque por sorpresa.
Los caminos que conducían a Picchu estaban prohibidos para la población y su ubicación era un secreto militar. Los profundos barrancos y salvajes montañas constituían su mejor defensa natural.
Picchu cumplió con la razón para la que fue construida pues sirvió como refugio a una parte de la aristocracia después de la conquista de los españoles en 1532. Al estar alejado de cualquier ruta y no ser un centro productor, no despertó la atención de los nuevos conquistadores.
Tras la muerte del Inca Tupac Amaru en 1572, debió ser abandonada pues ya no había razón para seguir viviendo en ella.
Estaba dividida en 3 grandes sectores: Barrio Sagrado con el Templo del Sol; Barrio de los Sacerdotes y la Nobleza o zona residencial y Barrio Popular, en la parte sur de la ciudad donde se encuentran las viviendas de la población común.
Todas las edificaciones en Picchu siguen el estilo arquitectónico inca: muros de bloques de piedra pulidos de junturas perfectas y forma regular.
En 1911 Bingham llegó al valle de Vilcabamba y contrató los servicios de un guía local y en 24 de julio llegan a la cima del Machu Picchu, donde estaba ubicada la “llacta” inca.
Al poco tiempo da cuenta de su descubrimiento y autorizado de forma incomprensible por el Gobierno del Perú, se lleva a los Estados Unidos los objetos encontrados durante los trabajos.
Hoy en día la ciudadela de Machu Picchu esta considerada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
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