Tal día como hoy 12 de abril de 1924, al llegar el tren expreso de Andalucía a Córdoba procedente de Madrid, se descubren los cadáveres de dos empleados de Correos.
En plena dictadura del general Primo de Rivera, España se conmovió por un grave suceso, el robo con dos homicidios en el “Expreso de Andalucía” cuando llegó al final de su trayecto con los dos empleados del coche estafeta, muertos.
La causa fue el robo de los valores, el dinero y alhajas que se transportaban en el vagón estafeta y la indignación entre los españoles fue total, exigiéndose que los autores del doble homicidio fueran castigados ejemplarmente..
Se evidenciaba que uno de ellos, Ángel Ors, de 30 años había luchado decididamente con sus agresores para defenderse, recibiendo fuertes golpes en a cabeza, un tiro en el pulmón y otro en la mandíbula, y el otro empleado, Santos Lozano parecía haber sido muerto por la espalda, sin oponer resistencia.
Las fuerzas de seguridad se plantearon diversas hipótesis y siguieron posibles pistas, hasta que hallaron un chófer que manifestó haber llevado en su taxi a los presuntos autores, lo que combinado con el posterior suicidio de uno de ellos, llevó a la Policía a la pista cierta, que permitió reconstruir los hechos salvo algunos cabos sueltos.
Los autores fueron un oficial de Correos, que planeó el robo junto con cuatro más, quedando como uno de los puntos oscuros, la presunta complicidad de uno de los asesinados, Angel Ors, que fue el que abrió la ventanilla del vagón a los asaltantes.
Se supuso que la idea de los delincuentes era adormecer a Lozano y simular lo mismo con Ors, pero lo cierto es que lo que ocurrió en aquel vagón estafeta nunca se sabrá con exactitud.
Al parecer, Ors abrió la ventana del vagón estafeta para que entraran, habiendo dado un narcótico a Santos Lozano para que se durmiese, el cual no le hizo efecto, por lo que fue goleado con unas tenazas violentamente en el cráneo, provocándole la muerte instantánea.
Ante esto, Ors debió comprender que las cosas se habían complicado y reaccionó oponiéndose al robo, siendo igualmente golpeado, recibiendo un disparó en la mandíbula y otro a bocajarro en el pulmón acabando con su vida.
Una vez muertos, los delincuentes procedieron al saqueo, apeándose en Alcázar de San Juan, en donde les esperaba un automóvil que sirvió para la huida.
Los autores de los crímenes del expreso de Andalucía fueron juzgados por un Consejo de Guerra sumarísimo y tras 14 horas de juicio oral y público, se dictó sentencia al día siguiente.
El fiscal había calificado los hechos como robo consumado - más de un millón de pesetas en joyas y valores - y pidió la pena de muerte para los autores; 20 años para el cómplice y diversas penas de prisión para los encubridoras, siendo el deseo de la gente que las penas de muerte se ejecutaran cuanto antes, lo que hizo que resultaran inútiles los intentos de indulto.
El 9 de mayo de 1.924, a las seis de la mañana se cumplió la sentencia y los reos se enfrentaron al patíbulo, mientras los verdugos hacían su siniestro trabajo y una vez cumplida – como estaba preceptuado - en la fachada de la cárcel ondeó la bandera negra.
Hoy en vez de la pena de muerte serían condenados a veinte años, que se reducirían a seis en total, obteniendo a partir del cuarto año un segundo o tercer grado que les permitiera disfrutar permisos o ir solo al talego a dormir. Eso sí, antes una horita de musculación en el buen gimnasio del trullo y después sauna y masaje practicado por algún recluso de labio tierno.
ResponderEliminar(Si estaban de buen ver raro sería que continuaran siendo vírgenes por el oscuro orificio en las primeras noches de condena). Y es que los tiempos cambian que es una barbaridad.